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Ingredientes del plato de hoy.

Rosa María Castellano

"Éste es un plato que, aunque lleva tiempo, es sencillo y gusta a todos"

"Yo ya me enamoré de Asturias la primera vez que vine, con 16 años, y a día de hoy dudo mucho que pudiera vivir en cualquier otro sitio"

No es extraño que las vecinas de Rosa María Castellano, "Rosi" para los amigos, la estimen tanto. Esta madrileña de padres cordobeses a la que al amor trajo para Asturias tras casarse con el ovetense Emilio Fonseca, es puro dinamismo; tiene una alegría contagiosa y sabe disfrutar tanto de su profesión, para la que no tiene más que buenas palabras, como de su familia y de todo cuanto le parece atrayente e interesante. Tal es el caso, por ejemplo, de su afición a la técnica del hilograma, la realización de cuadros con clavos e hilos, en la que es una experta. En su comedor tiene varias de sus obras. Confiesa que aprendió sola, consultándolo todo por internet. También le gusta mucho la decoración y, en los últimos tiempos y en cuanto puede, le gusta jugar al pádel, que practica en Olloniego.

Vive en Santa Eulalia de Morcín. Sandra y Graciela, las hijas de ambos, están actualmente en Madrid junto a los abuelos por motivos de estudio. Rosa vive a caballo entre Morcín y Oviedo, donde trabaja en el HUCA como técnico de imagen para el diagnóstico.

"Estoy en resonancia magnética. La nuestra es una profesión poco conocida, de nosotros nunca se habla y siempre sufrimos los daños colaterales de las directivas, tanto la médica como la de enfermería. Es una profesión preciosa. Me encanta el trato con el enfermo, hay que procurarles que estén en una situación cómoda, pues a veces son pruebas que llevan mucho tiempo y hay que entender por lo que pasan. Saqué mi plaza hace 19 años y me siento muy a gusto con la profesión que ejerzo", señala, mientras reboza las patatas antes de echarlas a freír en la sartén.

Eligió vivir en Santa Eulalia porque tanto a ella como a su marido les gusta el campo. "Quería tener mi huertín, no me gusta nada ir de tiendas. Tengo un vecindario muy majo. Estamos encantos de vivir aquí", matiza. Para Oviedo también tiene buenas palabras: "Me gusta ir al Rastro los domingos, y también recorrer el casco antiguo y comprar en el mercado del Fontán. La ciudad cambió mucho en los últimos años y, en mi opinión, creo que es una de las mejores ciudades de España para vivir".

Tanto a ella como a su marido les gusta perderse por el Principado siempre que pueden. "Me enamoré de Asturias cuando vine, con 16 años, y dudo mucho que a día de hoy pudiera vivir en otro sitio".

En la cocina también se maneja muy bien. Disfruta cocinando para la gente querida. "Mi suegra me enseñó a hacer todo tipo de platos asturianos y la verdad que me salen muy bien la fabada, el pote o la carne gobernada. También hago el cocido de garbanzos en dos versiones, la andaluza y la asturiana. En cuanto al plato de hoy, es muy típico del pueblo cordobés de Bujalance. Es muy familiar, lleva su tiempo, pero es sencillo y gusta a todo el mundo, sobre todo a los niños", matiza esta mujer, que jamás pierde la sonrisa.

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