"Me prometieron que habría vigilancia hasta que terminara el proceso de demolición y me han dejado solo recogiendo los enseres". Alexander Ermakov guarda en unos contenedores metálicos los enseres que los operarios municipales sacaban ayer de su casa. "Estoy apartando los objetos de primera necesidad porque ayer lo dejaron todo fuera", lamenta. En el exterior de la finca dos personas observan los escombros que quedan de la casa. "Está viniendo gente para intentar llevarse cosas y aquí no hay nadie, ni siquiera han puesto un cordón", explica.

Ayer tras un largo proceso se ejecutaba la sentencia que ordenaba la demoliciñon de la vivienda porque incumplía el ordenamiento urbanístico. El propietario asegura que la construcción contaba con las licencias pertinentes y que se siente estafado por el arquitecto que llevó a cabo la obra. "Nadie me ha dejado explicarme, es muy difícil aguantar esta situación, y más con tres menores", asegura Ermakov. La fiscalía pide para él tres años de prisión, otros tres para el arquitecto que obtuvo las licencias y un año y medio para los constructores, aunque todavía no hay fecha de juicio.

El propietario del chalet agradece el apoyo de los vecinos que se ofrecieron a prestarles alojamiento. Por el momento su familia está en casa de unos amigos porque, según reitera, la casa del Naranco era su única vivienda.