"Los socios con la cuota al día éramos cada vez menos". Ese es el principal motivo, explica Ramón Iglesias, secretario de la Asociación de Amigos del Naranco, que ha llevado a los miembros de la organización a tomar la decisión de disolverla. Lo hicieron el pasado 4 de enero. Dado que no cuentan con local propio se reunieron en el centro social del Ayuntamiento de Oviedo en Ciudad Naranco y el veredicto final contó con la unanimidad de todos los presentes. "Decidimos que había llegado el momento de terminar las cosas y pensamos que debíamos hacerlo correctamente", señaló el secretario.

Los socios, que en el último año rondaban los 75, no querían que la suya fuese una asociación agonizante que se mantuviese viva con una mínima actividad.

Amigos del Naranco se creó en el año 2000 "como un medio para la defensa, protección, mantenimiento, recuperación y mejora de ese patrimonio natural, rural e histórico de la Sierra del Naranco". Sus primeros pasos fueron muy prometedores en cuanto a número de miembros. Después, lamenta Ramón Iglesias, la cosa fue languideciendo. Señala, de hecho, que en todo 2016, "no se produjo ningún alta nueva".

Esta situación, unida a los impagos de las cuotas (seis euros mensuales) acabó con una asociación que denunció desde sus inicios que El Naranco, "que podría jugar un papel fundamental como zona de esparcimiento y pulmón de Oviedo y municipios limítrofes", se había convertido en "un lugar feo".

Y mantuvieron durante toda su trayectoria una actitud crítica y vigilante que les llevó a denunciar situaciones como el desgaste producido por las canteras. Pero se preocuparon también por muchos otros temas, como la contaminación del entorno, la proliferación de pistas asfaltadas o la sustitución de las especies autóctonas por plantaciones de eucaliptos.