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Cuquita, con unas toallas bordadas por ella.

MILAGROS GARCÍA

"La cocina para mí es un arte, la forma de decir 'te quiero' a todo el mundo"

"A los 6 años aprendí a bordar con mi tía Cruz en El Fresno, de donde era mi padre, y ya casada saqué el titulo de Corte y Confección en Barcelona"

No cabe duda de que estamos ante una mujer de corazón grande. A los pocos minutos de iniciar la conversación con ella, resulta palpable la gran sensibilidad de Milagros García Rodríguez, a quien todo el mundo conoce en Grado y también en el ámbito familiar como Cuquita. Nació en la República Dominicana y fue el amor lo que junto a su marido, Arturo, la trajo definitivamente para Asturias.

"Mi padre, Samuel García, natural de El Fresno, tenía 15 años cuando marchó para Santo Domingo a trabajar con mi abuelo, quien, a su vez, también había partido en su día tras la llamada de mi bisabuelo. Tenían un almacén de importación de comestibles. Tras unos años trabajando allí, mi padre se independizó y se dedicó profesionalmente a la importación de productos infantiles. Allí se casó con mi madre y allí nacimos mi hermana y yo", recuerda ella no sin cierta nostalgia y querencia pues, como bien dice, "ando con el corazón partido porque me siento tanto asturiana como de allí".

"En mi carácter, mi forma de entender la vida, mi modo de desenvolverme en ella, soy muy asturiana. Pero también es cierto que, cuando te vas de la tierra en la que naciste y creciste, dejas también allí un pedazo de tu corazón. Si bien es cierto que aquí siempre he sido feliz en todos y cada uno de los momentos que me tocó vivir, y tengo amigos y gente querida, también es verdad que echo igualmente de menos a mi familia, a mis primos, a los amigos de Santo Domingo. Eso es algo que resulta comprensible", añade mientras explica la receta de su tarta de manzana de otoño, tan rica como sencilla de hacer.

Cuquita es delicada y sonríe con facilidad incluso cuando la nostalgia o algún sinsabor asoman por unos segundos a su mirada cálida y directa al hablar de sus recuerdos. Pero también es una mujer fuerte y poderosa, orgullosa de cuanto ha hecho y hace en su vida, que no tiene más que buenas palabras para su marido, Arturo, y mucho cariño y admiración por sus tres hijos, a los que ambos adoran.

"Vivimos tres años en Santo Domingo, pero cuando nació nuestro hijo mayor decidimos volver para Asturias. Yo, que era una urbanita, encontré aquí una vida más sencilla, más auténtica, además de la libertad de la que disfrutas, y eso es lo que quieres para tus hijos", relata.

Culta y sincera, además de ser una ávida lectora, también escribe, y lo hace bien. Concretamente poesía. Algo más de 600 poemas tiene escritos a pluma con una caligrafía tan hermosa y tan limpia como los sentimientos que expresa. "Esos poemas son para mis hijos y los guardo en dos tomos como un tesoro", añade. Como alma inquieta que es, realizó varios cursos. "Desde los 6 años iba a aprender a bordar y coser con mi tía Cruz, en El Fresno. Ya casada, saqué el título de Corte y Confección con sobresaliente en Barcelona. Coso mucho, hago ganchillo y sigo bordando. Toallas, cortinas, manteles, todo lo que hay en mi casa lo hice y lo hago yo", recuerda.

Tiene fama de buena cocinera y, ciertamente, lo es. "Para mí, la cocina es un arte, es la forma que tengo de decir 'te quiero' a todo el mundo", afirma mientras elabora esta receta para los lectores de LA NUEVA ESPAÑA.

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