"No sonsideré necesario enviar una ambulancia ni acudir a su domicilio", ha dicho esta mañana uno de los médicos acusados por la muerte de un ovetense de 36 años por gripe A.

El acusado ha negado esta mañana en el juicio que la madre del fallecido le dijese que vomitaba sangre, se hubiese desmayado o estuviese "negrín", como asegura la denunciante. Además el médico ha recalcado que "en una consulta no hay tiempo para nada".

El doctor, el primero en declarar esta mañana lamentó "que no le hubiésemos hecho una radiografía, pero no podemos radiar a todo el mundo". Además, aseguró que le había dicho que si no mejoraba "que acudiese a consulta".

En su opinión "este chico no murió de gripe A, sino de las complicaciones por su ingreso hospitalario, por lo que cogio en el hospital"

Una madre llamó al centro de salud diciendo que su hijo, Javier Auviaño Amieva, de 36 años, tenía 39 de fiebre, estaba "negrín" y vomitaba sangre. El médico le contestó que si no sabía lo que era una gripe y le remitió a lo recetado anteriormente, paracetamol e ibuprofeno. Volvió a llamar al ver que su hijo no mejoraba y la remitieron a otra doctora que le dijo que no podía atenderle porque había terminado su turno. Ninguno de los dos facultativos quiso enviar una ambulancia al domicilio de este transportista ovetense residente en el barrio de La Argañosa.

Ante la negativa de los dos médicos, la madre optó por llevar a su hijo a Urgencias del Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA

Lo que los dos primeros médicos no habían atendido no era una vulgar gripe, sino gripe A y Javier Auviaño Amieva murió a los 36 años, el 10 de febrero de 2014, tras haberle sido negado la atención médica.

Ante esta situación, la Fiscalía del Principado de Asturias solicita cuatro años de prisión y seis de inhabilitación para cada uno de los médicos. Están acusados de un delito de homicidio por imprudencia. La vista oral se celebrará hoy, desde las 9.30 horas, en el Juzgado de lo penal número 2 de Oviedo.

El ministerio fiscal afirma que el hombre acudió con su madre al centro de salud el 12 de enero de 2014. Se encontraba mal, tenía mucha fiebre, gran dolor de cabeza y mucha tos. Allí fue atendido por la médica, quien, tras examinar al paciente, a pesar de no descartar ya en ese momento que se tratara de una gripe A, procedió a recetarle paracetamol e ibuprofeno. Esta médica no actuó con negligencia, según la Fiscalía.

El problema vino tres días después. El 15 de enero la madre llama al centro de salud para requerir asistencia médica domiciliaria con carácter urgente. El médico, "omitiendo las más elementales normas de la medicina", tras informarle la mujer de que "su hijo estaba muy mal, que su piel había cambiado de color, que se había desmayado y que tenía mucha tos", le contestó que el tratamiento prescrito por la médica el día 12 de enero de 2014 era el correcto para los síntomas que presentaba su hijo, que no se iba a desplazar a su domicilio, afirmando "si no sabía lo que era una gripe".

Horas más tarde la madre llamó al 112 y la derivaron al centro de salud. El hombre estaba "negrín, hinchado y tenía mucha fiebre, no respiraba y vomitaba sangre. La doctora, se negó a acudir a su domicilio, así como a enviar una ambulancia. Terminaba su turno.

Esa misma noche ingresaba en el HUCA en estado crítico y semanas después fallecía.