Oviedo despidió ayer a César García-Arango y Díaz-Saavedra, fallecido el pasado sábado a los 80 años de edad. García-Arango era uno de los fundadores de la Academia Asturiana de Jurisprudencia y allí deja un gran recuerdo. Recientemente había solicitado el paso a miembro numerario de la asociación y el pasado martes, poco días antes de su fallecimiento, el decano del Colegio de Notarios de Asturias. Esteban Fernández-Alú se había incorporado el sillón bis de la Academia. La norma dicta que el miembro honorífico mantiene su sillón pero que se crea una plaza "bis" para ser ocupada por un nuevo jurista.

El presidente de la Institución y Catedrático de Derecho Administrativo de la Universidad de Oviedo, Leopoldo Tolivar, calificó al fallecido de "jurista de gran altura". Ese es el recuerdo que ha dejado entre los que le conocieron este registrador de la propiedad que había trabajado en Belmonte, Cangas del Narcea, Infiesto, Gijón, Pravia y Oviedo. Además mantenía una estrecha relación con Cádiz, donde pasaba largas temporadas desde su jubilación hace diez años.

El funeral por César García-Arango se celebró ayer en la iglesia parroquial del Corazón de María. La iglesia reunió a decenas de personas que querían mostrar su pésame a la familia. En primera fila, su viuda, Ana María Vázquez-Prada, hija de Ricardo Vázquez-Prada, maestro del periodismo ovetense, acompañada de los hijos del matrimonio, Ana, Reyes, Javier y César, y de su nieta Martina que leyó una emotiva carta a su abuelo durante el oficio religioso.