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Varias personas bajan de un tren.LUISMA MURIAS

Microcosmos entre trenes y raíles

La estación del Norte en Oviedo siempre ha tenido una rica vida social a lo largo de las décadas; ha sido escenario de recibimientos, despedidas y hasta paseos

La estación del Norte en Oviedo ha tenido un protagonismo destacado en la vida de los ovetenses a lo largo de sus más de cien años de vida. El 15 de agosto de 1884 se inauguró el trayecto Gijón-León y desde entonces ha sido escenario de muchas concentraciones, despedidas y llegadas, acontecimientos festivos, folklóricos, mortuorios y de todo tipo.

Las concentraciones más multitudinarias corresponden a las salida de soldados hacia Vigo o La Coruña con destino a la guerra de Cuba. Posteriormente en la primavera de 1909 se registran actos masivos en la estación, en los que es imposible dar un paso por los andenes, para despedir a los soldados de la guerra de África.

Durante muchas décadas la terminal fue escenario de las incorporaciones a distintos destinos de los soldados al Servicio Militar. Eran despedidas desgarradoras de los familiares y amigos de los reclutas que partían, en caso de guerra, a una muerte casi segura.

Entre los recibimientos más relevantes destacan los que se producían por el retorno del Orfeón Ovetense en sus salidas a concursar en certámenes corales por distintas ciudades españolas. Eran miles los ovetenses que se desplazaban a la estación para testimoniar su felicitación en un tiempo en que ser miembro de un coro era signo de distinción en la vida social.

La estación era también un hormiguero de gente en los días de la feria de Begoña en Gijón, o los partidos entre el Oviedo y el Sporting.

En los años 40 hubo algunos días de Begoña en los que se despacharon más de 5.500 billetes con destino a la villa de Jovellanos.

En estos desplazamientos se originaban verdaderos caos y numerosos altercados para acceder por la fuerza a los vagones; no se respetaban colas y en ocasiones se entraba hasta por las ventanillas. Las agresiones y codazos por alcanzar un asiento eran frecuentes, y había irresponsables que viajaban temerariamente en los estribos de los vagones.

También se congregaba mucha gente en la estación para recibir los cadáveres de ovetenses fallecidos lejos de la capital, a fin de trasladarlos al cementerio de El Salvador. En estos casos surgían anécdotas por los sistemáticos retrasos o por problemas de gestión de traslados de los fallecidos que obligaba a la suspensión del entierro.

Las quejas que nunca faltan. A lo largo del pasado siglo fueron muchas las quejas de los usuarios del ferrocarril. Van desde la denuncia por la reventa de billetes o la incongruencia, por ejemplo, que se producía en la estación de Gijón, donde para el tren expreso de la noche no se despachaban billetes de tercera a Oviedo a pesar de que los vagones pasaban por la capital semivacíos y en los billetes de segunda había que pagar el trayecto hasta Malvedo (Lena).

Otra reclamación reiterada se refería a pagar los billetes de 2ª "inferiores en absoluto a los de 3ª en comodidad, pues no son corridos como estos, ni disponen de retrete ni de servicio alguno", según una denuncia que fue realiza en el mes de febrero de 1912.

El tren del pescado. Después de la guerra civil había quejas continuas porque el llamado "tren del pescado" procedente de Gijón, ocupaba todo el andén y los vagones de viajeros quedaban fuera del mismo, lo cual obligaba a descender altos peldaños con las consiguientes caídas, algunas con lesiones graves. Además, con mucha frecuencia se producían altercados entre los mozos de los hoteles y los de la estación por la atención a los clientes.

Actualmente ya no es posible acceder a los andenes. En la posguerra se pagaban 50 céntimos por entrar a ellos. Hasta hace pocos años se elegía el "paseo de los andenes" como una alternativa en los días lluviosos para el paseo de los ovetenses. La estación tenía vida propia.

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