Si el Congreso de los Estados Unidos se pareciera a una serie política de las que triunfan en televisión sería más como "El ala oeste de la Casa Blanca" que como "House of cards". Así, al menos, lo describe la ovetense Anna Hevia (27 años), graduada en Ciencias Políticas por la Universidad de Duke (Carolina del Norte), que conoce bien aquella casa. Lleva cinco años trabajando allí para el Partido Demócrata. Aunque en septiembre dejará su empleo para seguir formándose, ya que ha conseguido una importante beca en la Universidad de Harvard para estudiar la carrera de Derecho. Desde que Donald Trump accedió a la Presidencia del país, Hevia reconoce que su trabajo en Washington se ha vuelto bastante imprevisible. "No sabes lo que va a pasar. Intentas planear el trabajo del día, pero al final puede decir cualquier cosa por la tele o en un tuit y te destruye el calendario", reflexiona.
La joven nació en un barrio de las afueras de la lluviosa Seattle, donde entonces vivían sus padres, ambos ovetenses. Allí pasó unos años, hasta que a los 9 se volvió para la capital asturiana. "Mis abuelos querían que perdiera un poco el acento americano que tenía", bromea. Pero no lo lograron del todo, porque aún lo conserva intacto. Durante su juventud vivió también en Cádiz y en Barcelona, hasta que llegó la hora de estudiar en la Universidad y volvió a cruzar el charco. Logró una beca en la prestigiosa Universidad de Duke, en Carolina del Norte, para hacer Ciencias Políticas, y no lo dudó.
Acabó sus estudios y se dio la casualidad de que en la oficina del Congreso donde trabaja ahora para los demócratas estaban buscando a una persona que se manejara bien con el español. Encajaba como un guante en el empleo. "Me contrataron primero para un puesto similar al de secretaria; tenía que contestar teléfonos y hacer tareas administrativas", explica. Tras seis meses la ascendieron a un puesto que, traducido al castellano, viene a ser algo así como asesora legislativa. Se dedicaba a contestar las cartas y correos electrónicos que llegaban desde un distrito del Estado de California en el que el 70% de los habitantes son de origen latino. Es un concepto algo diferente al de la política española. "Es un trabajo muy chulo, porque haces muchas cosas relacionadas con la comunicación y estás muy en contacto con la gente", apunta durante una reciente visita a Oviedo.
Pero su carrera en el ala oeste del Congreso no se quedó ahí, siguió ascendiendo. A los pocos meses, fue nombrada asesora legislativa senior, con lo que sus atribuciones también cambiaron. Su labor consiste ahora en asesorar a congresistas demócratas sobre temas legislativos que incluyen tareas tan arduas como escribir una enmienda. Su especialidad son los temas jurídicos, las nuevas tecnologías y la protección del consumidor.
Desde hace unos meses su trabajo se ha vuelto imprevisible. La culpa la tiene la llegada a la Presidencia de Estados Unidos del republicano Donald Trump. "El recuento de aquellas elecciones lo viví en casa; fui a votar por la mañana, luego al trabajo y allí todo el mundo pensaba que iba a ganar Hillary (Clinton), pero sobre las ocho de la tarde todo se empezó a torcer; cuando Trump ganó Florida y Carolina del Norte vimos que se ponía la cosa negra", asegura. El día siguiente en la oficina fue un drama. El cambio se notó mucho, sostiene. "Me acuerdo de un viernes que ya nos íbamos todos para casa y salió un rumor de que Trump iba a deportar a gente de menos de 20 años que fuera parte de una pandilla. Tuvimos que ponernos con el tema sin apenas información y a pedirle a Inmigración que rectificara. Una locura", señala.
Ahora afronta una nueva aventura, más calmada. En septiembre se trasladará a Massachusetts para estudiar el posgrado en Derecho tras conseguir una beca. "Quiero saber cómo se implementan las leyes que he ayudado a redactar", señala. Su objetivo es volver de nuevo a esa ala del Congreso, quizá con un demócrata ya en la Presidencia, especula.