La abogada de uno de los dos hermanos acusados de acuchillar hasta a cuatro personas durante una reyerta multitudinaria entre clanes rumanos, una pelea que tuvo lugar en la calle General Elorza hace dos años, dijo ayer por la mañana que las partes estaban a punto de llegar a un acuerdo para cerrar el proceso con una condena pactada para ambos por delitos de lesiones y menos años del máximo que pide el fiscal -doce para uno de los procesados y nueve para el otro-. El letrado de la acusación particular no piensa lo mismo. "Nunca hubo un acuerdo y por nuestra parte no tenemos ninguna intención. Podría decir casi con seguridad que el juicio va a celebrarse", explica Diego Arbesú, que solicita 24 años para uno de los procesados y 18 para el otro por delitos de intento de homicidio. Los acusados son hermanos.

La abogada de la defensa, Alejandra Arenas, explicó que el pacto estaba "prácticamente cerrado" el lunes y que sólo había un mínimo desacuerdo en cuanto a las cantidades a abonar en materia de responsabilidad civil. "Sólo hablé con ella y sin cerrar nada de nada. Con el fiscal ni eso", afirma Arbesú, que ni siquiera asistió ayer a una vista en la que supuestamente iba a ratificarse el acuerdo. Ante la falta de entendimiento, la sección Segunda de la Audiencia ha decidido suspender el proceso y ya ha fijado el inicio del juicio para el día 30 de octubre si el pacto no llega antes. "El juez nos ha animado a alcanzar un acuerdo y yo espero que así sea", dijo Arenas al salir de la sala. "No creo que sea así", respondió después Arbesú.

Las acusaciones

El fiscal pide para uno de los acusados doce años de cárcel por apuñalar a cuatro personas causándoles heridas que, en algunos casos, requirieron intervenciones quirúrgicas y largas hospitalizaciones. Al otro, para el que el ministerio público solicita nueve años, se le achaca la participación en tres de esos ataques. Esa pena es la que solicita el fiscal, ya que la acusación particular quiere que se les juzgue por intento de homicidio y pide un total de 42 años, 24 para el primero y 18 para su hermano.

Una de las hipótesis que en su día barajó la Policía como origen del enfrentamiento entre ambos clanes, los Iordan y los Gilceava, fue la venta por 10.000 euros de una menor que por entonces tenía 15 años. Decenas de contendientes, entre los que había niños e incluso personas de avanzada edad, iniciaron una batalla campal que provocó un amplio despliegue policial. El fiscal sostiene que en la reyerta se usaron navajas, cuchillos y palos.