El joven Benjamin Alard es uno de los grandes organistas del mundo y ayer, por primera vez, se sentó ante el instrumento barroco de la iglesia de Santa María la Real de La Corte, que pasa por el ser el mejor órgano de Asturias. Para estrenarse con él eligió una selección de obras de Bach, un compositor en el que se ha especializado y del que interpretó algunas obras de juventud, escritas por el alemán entre los 15 y los 20 años y muy influenciadas por la música italiana y francesa. Alard pasó la mañana familiarizándose con un instrumento que considera "muy bello" y en el que encontró "el color musical típico de los órganos españoles". A pesar de que ayer llenó la iglesia, aseguró que"hay una crisis de público" y dijo echar de menos más "programación estable" de música de órgano.

Para conseguirlo, Alard considera indispensable el compromiso de las administraciones. De todos modos, el organista francés afirma que "mucha gente va a escuchar música con interés" y cree que los artistas "no deben preocuparse solo por el instrumento", porque a ellos les corresponde esforzarse para atraer gente a los conciertos. "Hay muchos estudiantes de órgano en los conservatorios y es curioso que a medida que las iglesias se vacían el instrumento cobra más importancia por sí mismo", señala.

"La pasión por el órgano es mayor entre los protestantes, especialmente entre los holandeses. El interés por parte de la comunidad católica parece estar más centrado en el valor patrimonial del instrumento que en su naturaleza musical", comentaba ayer.

Una buena restauración

Benjamin Alard conoce bien al restaurador alemán que se ocupó del órgano de La Corte y advierte de la complejidad de una buena restauración. "Hay que saber cómo hacerlo, lo mismo que en una casa antigua, es algo muy delicado", observó.

Alard sostiene que tocar el órgano requiere "modestia" por parte del artista, que antes de empezar a tocar debe acomodarse a cada instrumento y descubrir su tono y su singularidad acústica. "La máquina debe ser dominada", afirma.

"Como los órganos estaban en las iglesias casi toda la música compuesta para ellos es religiosa pero, en general, no hay diferencias entre la música sacra para órgano y el resto, porque en aquel mundo todo era sacro", explicó el músico.