Abandonar a un conejo doméstico a su suerte no sólo es una crueldad con el animal en cuestión, sino que también podría suponer un riesgo para el equilibrio de la especie que vive en libertad. "Estos conejos que pasaron toda su vida como mascotas están vacunados y no tienen el mismo sistema inmunológico que el que desarrollan los que están en libertad. Lo más lógico es que acaben cruzándose y que se debilite la especie silvestre", señala Eva Rodríguez.

La representante del albergue municipal de animales considera que esta situación podría mermar el número de ejemplares de conejos silvestres que hay en el municipio, algo que a su vez provocaría un "serio desequilibrio" en el ecosistema. "Actualmente, hay conejos silvestres. Se ven muchos por el Naranco y muy cerca del parque de Purificación Tomás, pero si esto sigue así podrían empezar a desaparecer. Y si no hay conejos, los zorros y las jinetas no tendrán qué comer, con lo que acabarán viniendo a buscarlo a la ciudad y nos encontraremos con un problema como el que ocasionan los jabalíes", dice.