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Carlos Sierra, a finales de 2017.IRMA COLLÍN

Carlos Sierra, gigante del arte asturiano, ingresado en la UCI tras sufrir un ictus

"Le mandé un whatsapp, y lo entendió y se emocionó, pero no puede hablar", afirma su hijo Noel a LA NUEVA ESPAÑA

Un grave percance de salud abate a Carlos Sierra, gigante del arte asturiano y figura capital del realismo español contemporáneo, que sufrió el viernes un ictus que le mantiene en la UCI del Hospital Universitario Central de Asturias bajo observación y a la espera de que el paso del tiempo aclare el alcance de la lesión. Sierra, de 75 años, no gozaba de buena salud en los últimos tiempos, según habían advertido algunos de sus innumerables amigos, aunque nada hacía presagiar un episodio tan demoledor.

Pero hay un color de esperanza en la paleta del drama. Ayer, su hijo Noel relató desde Sevilla a LA NUEVA ESPAÑA que había enviado un whatsapp al móvil de su hermano Julián por la mañana para que lo mostrara a su padre y que éste se emocionó. No pudo hablar porque, aunque está plenamente consciente, el ictus le ha afectado al habla y "no puede articular palabra".

La pasión de Carlos Sierra (Lieres, Siero,1943) por el arte de la amistad fue, a la postre, decisiva en horas tan amargas. Luis Feás, crítico de arte próximo a Sierra, relata que el viernes por la mañana el pintor hablaba por teléfono con uno de sus mejores amigos, Miguel Ángel Caballero, y que éste notó que algo no iba bien. Que su amigo del alma no hablaba normal. Rápidamente telefoneó al 112 y Sierra fue trasladado con urgencia al HUCA.

El mundo del arte cruza los dedos por un maestro bohemio y generoso que los usó desde muy niño para crear. Con 17 años, desde una pasta autodidacta y audaz, convertía en arte los paisajes industriales que veían sus ojos con un talento indiscutible. Tras su primer trabajo en una agencia de publicidad de Oviedo, a principios de los 60, se enamoró de color en las exposiciones de vanguardia en Madrid. Se fue a París en autoestop en 1962, se arrimó al existencialismo y el postimpresionismo de Montmartre y la influencia se tradujo incluso en una vestimenta insólita en la Asturias de la época. Clubes nocturnos de Barcelona, servicio militar en Marruecos, Mayo del 68 e Ibiza fueron pinceladas importantes en su obra, como lo fue la importancia en sus inicios de este periódico: "Me voy a LA NUEVA ESPAÑA con una carpeta inflada de dibujos hasta el alma. El periódico estaba todavía en las instalaciones de la calle Asturias, y allí me recibe Juan Ramón Pérez Las Clotas, que me mandó a Manolo Brun, que tenía la agencia de publicidad Gisbert. Brun ve lo que hacía y de repente me pregunta: 'Y tú ¿cuánto quieres ganar?'.

En 2000, este diario usó un grabado de Sierra como felicitación de Pascuas a sus lectores. Su propuesta, en palabras del crítico Rubén Suárez, respondía "a su contacto con la naturaleza y la percepción sensible de cuanto hay en ella, a menudo de humilde apariencia, como estos frutos y arbustos que aparecen compartiendo espacio con el periódico en este bodegón de concentrada atmósfera y rico tratamiento plástico". Una joya.

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