"Las políticas de Macron en Francia están acabadas; no ha sido capaz de poner en práctica ningún cambio. El movimiento de los chalecos amarillos es el más importante surgido en la UE desde los años ochenta, la protesta de los perdedores, de los franceses que siempre han tenido los mayores niveles de bienestar".

Así lo dijo ayer en el Club Prensa Asturiana de LA NUEVA ESPAÑA Rafael Poch y Feliu, periodista y excorresponsal de "La Vanguardia", que impartió una conferencia sobre la crisis de Europa, en el marco del ciclo "Teatro Crítico Universal". "La Unión Europea no es una entidad flexible; no podemos votar a un Trump o a un Sanders para mostrar nuestro descontento y eso es lo que marca la gran diferencia con Estados Unidos", añadió Poch, que fue presentado por Roberto Sánchez Ramos, presidente de la Fundación Municipal de Cultura del Ayuntamiento de Oviedo.

El periodista lanzó una visión crítica sobre el presente y el futuro de la Unión Europea y, entre otras cosas, lamentó las bajas dosis de democracia que, a su juicio, se transmiten desde Bruselas. "Como institución, la UE es una autopista de la globalización en esta crisis en la que estamos, y el euroescepticismo es cada vez más ideología común en el Norte y en el Sur ". Para el especialista en asuntos internacionales, una de las cuestiones más difíciles se centra en deconstruir los tratados que consagran la rígida estructura actual, para lo que se requiere que voten todos los estados miembros. "Todo el esfuerzo de ingeniería que fue preciso para crear esta Unión contaba con un cemento muy poderoso, que era el interés de las grandes corporaciones internacionales", señaló. "Si queremos evitar este desmoronamiento debemos desacralizar a la UE y contemplarla como es, a fin de evitar que sea la ultraderecha la que capitalice la situación actual", concluyó el periodista.