Gonzalo García-Conde Noriega es el autor de "Cuentos desde el sofá", una colección de relatos con la que debuta en la literatura. Dedicado a la gestión cultural, conocido por haber sido propietario del bar "La Calleja de la Ciega", García-Conde propone historias "entretenidas, fáciles y amables". La ilustradora Tamara Suárez Estrada, autora de la portada de su primer libro, le acompañará esta tarde, a las 20.30 horas en el salón de té del teatro Campoamor.

- ¿Algún nexo entre los relatos de "Cuentos de sofá"?

-Ninguno muy claro. Puede parecer que tienen una raíz autobiográfica, aunque es ficción, todo fabulado. El libro tiene una ligazón clara con Oviedo y es costumbrismo de nuestros días. Como dicen en la contraportada Felipe Escudero y Sergio Fanjul, escribo desde el refugio de mis recuerdos y de mi sofá. Son historias pequeñas, cotidianas, con un punto divertido, un poco gamberro y confortable.

- ¿Todas transcurren en Oviedo?

-Muchas. Oviedo es parte del escenario en casi todos los cuentos, sin ser protagonista. Al retratar a sus habitantes retratas la ciudad y, como todas las ciudades, Oviedo es de muchas maneras, pequeña y conservadora, y de otras muchas formas.

- ¿La literaria e s una vocación nueva?

-Escribir es algo que hecho toda la vida, en mayor o menor medida. Nunca me había animado a dar el paso de publicar, y no sé por qué lo hago. Personas cercanas y con las que he trabajado me han animado. Escribir es algo íntimo, pero muy vanidoso. El momento de la creación tiene un punto de vanidad, luego mostrar lo escrito es un acto de mucha humildad, porque el texto deja de ser tuyo.

- ¿Respira ambiente literario en Oviedo?

-En Oviedo las librerías están de capa caída, pero siembre ha sido un vivero de escritura, de tertulias y de gente que ha escrito, mucho y muy bien. La escritura no es el gran negocio del siglo XXI, cada vez se publica más y se vende menos. Un escritor novel como yo no se plantea ni salir al mercado nacional. Llegaremos donde nos lleven las redes sociales.

- ¿Hay algo de la noche, de los bares de Oviedo, de su época en "La Calleja"?

-Un poquito pero no mucho, alguno pasa por ahí, pero son relatos diversos, historias cotidianas, leyendas familiares...

- ¿ Su ambición se acaba aquí?

-Sigo escribiendo. Siempre he tenido la ambición, pero no la paciencia, de escribir una novela. Tengo un par de ideas para desarrollar en el futuro. Ahora quiero cerrar una etapa, plasmarla cara al público con este libro, y quizás eso me de el impulso para abrir otra etapa y emprender una novela.

- La portada del libro es una ilustración del Paseo de los Álamos.

-Ese es un espacio al que le tengo especial cariño, una obra de Antonio Suárez que tenemos muy maltratada. Es una de las obras de arte capitales de Oviedo, accesible para todos, y que hemos ido taladrando, y donde ni siquiera hay una placa en recuerdo a su autor. Está en la memoria de todos los niños que recorrimos esos caminitos. Presento el libro con Tamara Suárez Estrada, autora de la ilustración, que ha hecho un trabajo fantástico. Ha sido una colaboración fundamental y me ha obligado a ponerme a la altura de su talento.