El acuerdo que parecía próximo quedó esta madrugada en agua de borrajas. Diez horas de negociación no fueron suficientes para poner fin a la huelga de autobuses que vive la empresa Transportes Unidos de Asturias (TUA) y que tiene a los viajeros de Oviedo afrontando como pueden los inconvenientes. A las tres de la madrugada quedaban rotas las negociaciones entre la dirección de la empresa y el comité que representa a los trabajadores. Y eso que en las horas previas parecía que se habían acercado las posturas en una jornada maratoniana en el Servicio Asturiano de Solución Extrajudicial de Conflictos (SASEC). Los acuerdos pasaban por el compromiso de aumentar la plantilla y un principio de acuerdo para mejorar la conciliación de la vida laboral y familiar, y la futura aprobación de un plan de jubilaciones anticipadas. La instalación de un sistema de control de alcohol en los autobuses fue en todo momento motivo de desacuerdo, y lo fue hasta el final.

Desde la dirección de TUA sostienen que la insistencia del comité de empresa en exigir condiciones a la implantación del sistema de control del consumo de alcohol en los autobuses no permite más concesiones porque se trataría de una cuestión de seguridad elemental en el transporte de viajeros con la que no se puede aceptar transacciones. "Mientras el comité de empresa insista en poner condiciones al alcolock -o exigir su retirada-, el acuerdo entre las partes es difícil", sostienen los portavoces de la empresa. Además, la falta de acuerdo en este punto concreto refuerza su argumento, dicen, de que el resto de temas planteados por el Comité de Empresa eran excusas que trataban de ocultar un único interés: el de la plantilla por retirar la implantación del alcoholímetro en los autobuses. Tras lo sucedido hace unas horas, la huelga convocada para hoy se mantiene como estaba planteada.

Empresa y sindicatos apenas se vieron las caras durante las horas de negociación en el Sasec al estar distrubuidos en salas diferentes y comunicarse a través de mediadores. El comité llegó a plantear en alguna reunión la posibilidad de que las primeras cinco veces que un conductor dé positivo en alcohol (para los profesionales del volante, más de 0,15 miligramos de alcohol por litro de aire espirado) la empresa no le sancione. Es decir, que TUA no pudiese activar la suspensión de empleo y sueldo, que en ese caso sería por un máximo de dos meses. La dirección de TUA se negó en redondo a aceptarlo, entre otras cosas, porque sus autobuses deben tener instalados antes de octubre los etilómetros (conocidos como "alcolock") en base al convenio que suscribieron con el Consorcio de Transportes de Asturias (CTA).

De incumplir este acuerdo, la empresa podría perder sus concesiones. El gobierno local teme que el servicio de autobús urbano presente deficiencias mañana ante la posibilidad de que la veintena de vehículos dañados en Nochevieja no estén reparados durante una jornada que debería ser normal y en la que los vehículos tendrían que funcionar a la perfección. Especialmente para los usuarios que opten por acudir en transporte público a la cabalgata de los Reyes Magos. Un total de 23 autobuses presentan desperfectos, uno más que la cifra inicial que la dirección de TUA facilitó el 31 de diciembre tras los ataques; unos actos vandálicos que califica como "emboscada organizada". El autobús que habían pasado por alto tiene una luna fracturada y la legislación prohíbe expresamente la circulación de vehículos de transporte colectivo en ese estado. La compañía apura el tiempo para reparar los autobuses, aunque rehúsa a hacer una estimación sobre cuándo podrían estar listos.