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Un oasis educativo

El colegio Maestro Jaime Borrás, en Guillén Lafuerza, busca luchar por la igualdad entre sus alumnos y evitar discriminaciones según los recursos de las familias

Alumnos de cuarto de Primaria.

Maykel Gabarri trabaja con un ábaco japonés en la clase de cuarto de Primaria del colegio público Maestro Jaime Borrás, en Guillén Lafuerza, entre las viviendas conocidas como el Rancho. Maykel mueve las bolas del aparato que sirve a la profesora Graciela Ordóñez para adentrar a los críos en el cálculo mental.

En la mesa de al lado, Sergio García y Marcos Oblando van un paso más allá en el proceso y trasladan el ábaco a los dedos de sus manos. "Cada uno de los dedos es una unidad y el pulgar vale por cinco, igual que la bola de la primera línea del ábaco", explica el pequeño Sergio. El director del colegio, Alfonso Alonso, le pide que haga una demostración, y el alumno empieza a contar con soltura, pero no vale con eso, y a través de los dedos y de lo que ha hecho antes con el ábaco empieza a hacer sumas de varios factores y representa el resultado estirando o guardando sus pequeños dedos.

El cálculo mental con ábaco es una de las actividades que desarrollan en un colegio que es algo así como un oasis casi desconocido. En realidad, el colegio está a poca distancia, a un centenar de metros, del cuartel del Rubín y del Instituto de Ventanielles, pero casi nadie lo conoce, es como una joya educativa en el entorno del HUCA, y en el que se hacen cosas que en otros centros públicos de la ciudad parecerían imposibles. Una de ellas es la utilización del ábaco. "Pocos colegios públicos pueden acceder a ello y cuando lo hacen lo plantean como una actividad extraescolar", explica el director del Jaime Borrás. En su centro lo hacen con todos los alumnos, tres trimestres por curso, merced a un acuerdo con la organización Ayuda en Acción, que dentro de sus líneas de actuación financia un buen puñado de actividades en el colegio del Rancho.

Otra de las iniciativas que han podido poner en marcha en el centro gracias a esta ayuda es la utilización de perros para trabajar con alumnos de necesidades educativas especiales. De ello se encargan los monitores de la empresa Integra, intervenciones asistidas por perros, que utilizando el método "Pellitero" logran, según afronta Alfonso Alonso, "unos resultados espectaculares" con estos niños, muchos de ellos con trastorno del espectro autista. Tan grandes y evidentes son las mejoras de estos pequeños que para Alonso "esta terapia debería formar parte de las actividades que oferta a los colegios la Consejería de Educación".

La zona en la que se ubica el colegio tiene algunos problemas de marginalidad. "En el colegio no hay ni una sola familia problemática", insiste el director, pero es cierto que la zona no es de las mejores de Oviedo, y por ello, y también gracias a Ayuda en Acción, han puesto en marcha otro proyecto que busca "sacar a los niños de los parques". El colegio ofrece apoyo educativo a los alumnos, que por las tardes pueden acudir al centro a recibir clases particulares.

La Consejería de Educación ofrece este servicio como actividad extraescolar para alumnos de 5.º y 6.º de Primaria. En el Jaime Borrás lo han ampliado a toda la enseñanza Primaria "para echar un cable a las familias".

Alfonso Alonso está empeñado en mantener una buena relación con los padres y madres de sus alumnos, "en enseñarles cómo debe ser la educación de sus hijos", y para ello ha puesto en marcha lo que ha dado en llamar "Café con clase". Un viernes al mes profesores y padres se sientan a la mesa a las nueve de la mañana para tomar un café e intercambiar impresiones. A veces acuden profesionales de la educación y de la atención social, lo que sirve a los padres para conocer algunas claves de la educación de sus hijos. Los profesores entienden en esos cafés muchas actitudes que ven en sus alumnos, y entre padres y docentes sacan las conclusiones necesarias para así poder adaptar lo mejor posible el modelo de colegio a lo que necesitan los pequeños.

El Jaime Borrás desarrolla también un programa de bilingüismo, y lo hace, de nuevo, por empeño del director y con un acuerdo externo. En este caso se trata de una colaboración con la Facultad de Filología de Oviedo y el Calvin College de Michigan, en Estados Unidos. A la Facultad del Milán llegan estudiantes americanos a mejorar su español y esos alumnos deben hacer prácticas, así que se pasan dos meses como profesores de apoyo en las clases de Ciencia.

El Maestro Jaime Borrás busca con todo su empeño lograr la igualdad y no discriminar a los chavales por tener más o menos recursos. Saben que entre sus alumnos los hay que proceden de familias con algunas carencias y tratan de todos los modos posibles de solucionarlas.

Un colegio escondido en el que hay alumnos de varias nacionalidades que conviven de una manera tan natural como juegan con el ábaco. En realidad, ellos piensan que están jugando o compartiendo clase, pero están aprendiendo muchísimo más.

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