"Ahora mismo no soy nadie", repite una y otra vez José Manuel Granda. Este "carbayón de pura cepa" será desde hoy presidente del Centro Asturiano, cuando Alfedo Canteli presente su dimisión para incorporarse al PP como candidato a la Alcaldía. Los estatutos del club del Naranco señalan que el vicepresidente debe dar un paso al frente si hay renuncia en la presidencia. Así que es el turno de Granda. El relevo, insiste en subrayar con extrema prudencia, debe concretarse en una reunión prevista a las 20.00 horas de hoy, que el propio Granda espera traumática: "La marcha de Alfredo es una faena para el Centro. Pierde y el club pero Oviedo gana. Sentimos que se vaya, pero su designación es un acierto rotundo".

Granda reconoce cierto vértigo al sustituir a un hombre al que califica como "un hermano". Su personalidad, reservada, es diferente a la de Canteli, pero sus trayectorias vitales son idénticas. El nuevo presidente tiene también 72 años y está jubilado de la banca desde hace 19, igual que el candidato popular a la Alcaldía. Desde ese año 1999 en el que se despidió de la dirección de la sucursal del Banco Santander en la calle Alejandro Casona, se enroló en la flamante directiva del Centros Asturianos, junto a su gran amigo y colega de profesión.

"Cuando Alfredo llegó a la presidencia había cubos recogiendo agua en el salón de actos y ahora todo está impecable", explica Granda sobre el resultado de lo que consideran una gestión infatigable. "Durante sus 19 años de mandato pasó todas las mañanas en el centro trabajando y luego continuaba haciéndolo en su despacho", indica para luego poner un ejemplo de su eficacia como gestor. "Las obras para construir la sidrería empezaron un 30 de noviembre y se inauguraron el 11 de diciembre porque él estuvo encima todos los días", apunta el actual vicepresidente primero del club del Naranco, convencido del éxito electoral de Canteli. "Conociéndolo como lo conozco doy por hecho que logrará la mayoría absoluta", señala para luego matizar: "y si no la consigue gobernará también porque tiene un don para alcanzar acuerdos".

Sobre los objetivos de su presidencia, Granda se muestra cauto. "Si consigo que se note poco la marcha de Alfredo será un éxito rotundo", apunta, consciente de las dificultades para igualar la herencia recibida. "Sólo puedo prometer trabajo y más trabajo, pero el listón está muy alto", cuenta este ovetense nacido y criado en el Naranco "a 50 metros del restaurante Casa Lobato", que se hizo socio del Centro Asturiano al alcanzar la mayoría de edad. Granda quiere explicar que su mandato será corto. "En diciembre habrá elecciones y habrá que tomar decisiones", adelanta sobre una aventura presidencial que inicia después de 19 años como directivo, primero en el área de Cultura y más recientemente como vicepresidente segundo y vicepresidente primero, cargo este último al que accedió la pasada primavera.