El concierto que la OSPA ofreció ayer en el Auditorio entusiasmó a un público entregado. En las butacas recibieron primero con conformidad y aceptación la interpretación de Alban Gerhardt del "Concierto para violonchelo en si menor" de Antonín Dvorak; y después, ya con entusiasmo, la "Sinfonía nº 10 de Shostakovich", un autor que sirvió anoche para encumbrar a la sinfónica asturiana y al cántabro Jaime Martín, al frente ayer de la agrupación.

La orquesta comenzó con el temperamental primer movimiento del concierto para violonchelo, en el que Gerhardt mostró sus grandes dotes de músico, que se enfatizaron en la claridad de las ideas en su interpretación y en un fraseo muy bien dirigido. El segundo movimiento de esta sinfonía fue un buen ejemplo de todo ello.

No obstante, hubo algunas carencias en lo que a la potencia sonora del violonchelo se refiere, incluso en los pasajes del registro central, en los que la proyección sonora no debería suponer ningún problema.

También hubo algunas cuestiones que mejorar en cuanto a la afinación del último movimiento. A pesar de ello, el público se mostró encantado, y aplaudió generosamente al solista y a la agrupación asturiana.

Como propina, Gerhardt ofreció ayer el preludio de la "Suite nº 6" de Johan Sebastian Bach para violonchelo solo. Una obra que encantó nuevamente al público, y donde los anteriores problemas con el sonido desaparecieron por completo.

La "Sinfonía nº 10" de Shostakovich copó la segunda parte. Desde su comienzo, la buena comunicación entre el director invitado, Jaime Martín, y la OSPA, se hizo evidente, y ambos unieron fuerzas ante una partitura que destaca dentro de la historia de la sinfonía por su complejidad.

De la forma de dirigir de Martín destaca su energía en el podio, aún a pesar de la densidad y el desgaste de esta partitura.

De la interpretación ofrecida por la OSPA, destacó la potencia sonora, muy desgarradora en el segundo movimiento de la obra. Con una sección de cuerda sólida que soportó los diálogos entretejidos de la sección de maderas y los poderosos "tutti" orquestales, que tanto impactaron a los asistentes.