Historiador, arqueólogo, exsacerdote y polemista siempre, ayer falleció a los 94 años de edad Vicente José González García, quirosano de cuna y ovetense de pasión. Fue en esta ciudad, donde entre otras cosas ejerció como archivero de la Catedral, en la que puso una de sus mayores empeños académicos, sosteniendo desde hace ya 35 años la tesis, hoy aceptada por muchos, entonces rechazada por la mayoría, del posible origen romano de Oviedo, anterior al siglo VIII.

A mediados de la década de los ochenta del pasado siglo, Vicente José González publicaba su libro "Oviedo antiguo y medieval". Eran las conclusiones de su tesina y su tesis, dirigidas por los profesores Eloy Benito Ruano y José María Blázquez. Siempre contó que el Ayuntamiento de Oviedo, después de gastarse cuatro millones de pesetas en la edición, no quiso presentarlo por presiones de profesores universitarios. En aquellos trabajos, como siempre mantuvo, Vicente José González identificaba el núcleo primitivo de Oviedo como el "iovetano" del que hablaba Plinio, "una zona minera importante con minas de plomo, donde Oveto era el centro del territorio".

Exponía el arqueólogo no solo que en tiempos de dominación romana pudiera haber una ciudad o núcleo habitado, sino, incluso, un centro administrativo equidistante de otros asentamientos vinculados a la romanización como la muria de Paraxuga, Villamejil, Loriana, Paredes o Valduno.

En sus tesis, muy contestadas en los años noventa, defendía también la validez de los trabajos realizados en los años cuarenta por José Fernández Buelta y Víctor Hevia sobre la Catedral, un trabajo que, precisamente, un sector de la arqueología pide ahora volver a examinar. Con todo, Vicente José González vivió para ver confirmada en parte su teoría en el año 2008, con el hallazgo de la fuente romana de la Rúa.

Firme defensor, también, del Camino de Santiago primitivo, presidió la asociación de amigos de la primera ruta jacobea "Alfonso II el Casto".

Pese a su origen quirosano, residía en Oviedo. Su salud fue deteriorándose durante los últimos años. Su movilidad y su prodigiosa memoria se fueron apagando. Pero recuerda Belén cómo su padre le pedía que "le pusiera un disco de música de gaitas" que resultaba ser del grupo de gaitas de Quirós. Llevaba varios días hospitalizado. Deja mujer y una hija.