"Trasplantar cerebros congelados a la espera de revivir en otra persona o devolver la existencia a especies extinguidas como los dinosaurios es totalmente utópico, por mucho que se promocione con fines comerciales". Así lo dijo ayer en el Club Prensa Asturiana de LA NUEVA ESPAÑA Luis Franco Vera, catedrático de Bioquímica y Biología Molecular de la Universidad de Valencia, que pronunció la conferencia titulada "Transhumanismo: ¿posibilidad o quimera?", que fue presentada por Susana Fernández, decana de la Facultad de Química de la Universidad de Oviedo.

El profesor Vera, que participó en el ciclo de Promoción de la Cultura Científica y Tecnológica, organizado por la Real Academia de Ciencias y la Facultad de Química, advirtió de que el hombre debe llevar a cabo una mejora de sus capacidades y conocimientos partiendo de lo que ya es, sin renunciar a su componente espiritual. "En todo este proceso al que estamos asistiendo hay una pérdida de esa dimensión humana y no debemos ni podemos renunciar a ella", indicó.

El conferenciante expresó sus reticencias ante presuntos modos de prolongar la vida hasta hacerla casi infinita, y también ante técnicas como la criopreservación o la clonación humana, "que han saltado de las películas de ciencia ficción a la vida real con empresas que las ofertan".

"También se habla de la inteligencia artificial como de un superordenador que dominará nuestra vida, algo que tampoco tiene base científica", señaló el profesor. Franco Vera se mostró escéptico ante la perspectiva ya apuntada por científicos como Stephen Hawking de colonizar otros planetas. "De momento esa propuesta es igual de utópica, puesto que no hay en la Tierra materiales suficientes para construir naves espaciales, y no es posible que toda la humanidad se traslade a otro planeta", señaló.

"Qué podría uno esperar si vive 150 o 160 años, la verdad es que es difícil planteárselo", recalcó el científico. También lamentó la escasa atención que, en su opinión, recibe la ciencia por parte de los gobiernos: "La clase política no se preocupa de los temas científicos salvo cuando tienen una repercusión social".

Luis Franco Vera explicó que la medicina y la cirugía, practicadas casi desde los albores de la humanidad, han tendido siempre a reparar los defectos que, por circunstancias patológicas o de cualquier otro tipo, han surgido en el organismo humano. "La utilización de prótesis cada vez más sofisticadas y eficaces ha paliado también numerosas deficiencias funcionales. Pero ahora los avances técnicos pueden permitir que el hombre no solo repare, sino que también transforme su propia naturaleza, tratando de adquirir funcionalidades que nunca había poseído antes", indicó. "De ese modo surgió la corriente del transhumanismo, como un intento de dirigir la evolución de la especie humana, llegando incluso a plantear la posibilidad de encauzarla hacia su transformación en una nueva especie", agregó. El término transhumanismo fue acuñado por el zoólogo británico Julian S. Huxley para referirse precisamente a la posibilidad de que el hombre pudiera dirigir artificialmente su evolución como especie biológica. El transhumanismo, aunque haya surgido en un contexto biológico, tiene antecedentes filosóficos, que se pueden remontar a las ideas de Descartes.