El médico Jaime Martínez, fallecido en septiembre pasado, expresidente de la Asociación de Amigos de la Ópera y del Oviedo Rugby, era la única persona capaz de pasar por el campo de El Naranco sin que el barro le manchara. Y eso que estaba continuamente pisando un terreno de juego habitualmente embarrado. Él, siempre elegante, se calzaba sus botas de agua y salía corriendo a atender a cualquier jugador que necesitara de su atención por algún lance del juego, fuera de su equipo o del rival.

"Siempre ejerció de médico del equipo, llegaba impoluto y, si tenía que pisar el barro, se ponía las botas, entraba, atendía a quien lo necesitara y salía perfecto; hasta había gente que esperaba a ver si alguna vez se manchaba, pero nunca sucedía", cuenta Juan García-Conde, tesorero del club y amigo personal de Jaime Martínez y de su familia, que ayer recibió un caluroso homenaje de parte de su otra familia, la del Oviedo Rugby antes del partido que les enfrentaba al Ourense.

La imagen de Jaime Martínez, el que fuera presidente del club entre 2006 y 2014, entrando al campo a ejercer de médico era tan icónica en El Naranco que la entidad decidió regalarle a su familia una foto enmarcada -la que acompaña esta información- en la que se le ve saliendo del terreno de juego después de atender a un jugador. También les fue entregado un balón de rugby firmado por todos los jugadores del Oviedo.

Un poco antes del inicio del partido, García-Conde dijo unas palabras para rememorar a Martínez, quien también presidió la Federación Asturiana de Rugby entre 1994 y 2000. Con ellas pretendía ensalzar "la figura única e irremplazable" del que fuera presidente del "Quince del Oso". "Para mí y para muchos de los que hoy (por ayer) nos acompañan, Jaime era el presi, el médico, el veterano, el hincha, el aficionado del Oviedo Rugby hasta la médula", añadía, emocionado.

Una de las virtudes que quiso destacar García-Conde de Jaime Martínez, fallecido el pasado 27 de septiembre, a los 77 años, fue su capacidad de "unir el rugby a su mundo, a su familia, a la ópera, a su círculo de amistades y compañeros de trabajo. Allí donde te encontraras a Jaime, en el Campoamor, en el Club de Tenis, en la Universidad o en el Hospital, siempre te hacía sentir bien, importante y orgulloso de pertenecer a este equipo".

Esta temporada, el Real Oviedo de rugby va último en División de Honor B (la segunda categoría a nivel nacional) y ayer le tocaba enfrentarse al potente Ourense. El Oviedo aguantó el empuje del duro equipo gallego, pero a menos de 20 minutos perdían por 16 puntos. El campo estaba lleno, la tarde era perfecta y en la grada estaban la viuda, Susan Schmickrath, y las cuatro hijas de Jaime Martínez, Susana, Marta, Carla y Adela, con sus nietos. Parecía imposible, pero remontaron. "Hay quien está convencido de que alguien nos ayudó desde allí arriba", asegura Juan García-Conde.