El jefe de una cadena de joyerías y dos de sus empleados, que ayer se sentaron en el banquillo como acusados de haber vendido piezas falsas de la marca Versace en cuatro de sus establecimientos de Oviedo y uno de Avilés, aseguran que esas joyas lucían una reproducción de la imagen mitológica de Medusa -la seña de identidad de la firma italiana- pero que no era la de Versace. El letrado de la defensa, José Álvarez de Linera, argumentó además durante la vista que los precios a los que se vendían dichas piezas -entre ochenta y noventa euros- no podían dar lugar a pensar que fueran de Versace, que vende joyas similares a no menos de seiscientos. "No se engañó a nadie" mantiene el abogado.

Pero esos argumentos no convencieron al fiscal que lleva el caso, que no se movió de su postura y sigue solicitando año y medio de prisión para cada uno de los tres procesados. El juicio, que tuvo lugar a las nueve y media de la mañana en el Juzgado de lo Penal número 1 de Oviedo, se celebró a puerta cerrada, es decir sin público, a consecuencia de las medidas que se están tomando en los juzgados ante la expansión del Coronavírus. El juicio quedó visto para sentencia.

El ministerio público considera que los acusados cometieron un delito contra la propiedad industrial. El ministerio público sostiene en su escrito de acusación que uno de los procesados es socio de otra persona y administrador único de una cadena de establecimientos con el mismo nombre situados en las calles Uría, Nueve de Mayo, Marcos Peña Royo y Avenida del Mar. La empresa también tiene una joyería en Avilés.

Según la Fiscalía, el jefe de los negocios, "con propósito de obtener un beneficio económico propio en perjuicio de los titulares de la marca registrada", comercializó en sus distintos establecimientos piezas de joyería, fundamentalmente pendientes, anillos, pulseras y colgantes, con los signos figurativos distintivos de la firma Versace.

El día 14 de mayo de 2016 los agentes de la Policía Nacional realizaron un registro simultáneo en las tiendas que dio como resultado la localización de numerosas piezas de joyería dispuestas para su comercialización, la mayor parte con los aparentes signos distintivos característicos de Versace. En concreto, se localizaron entre todas las tiendas sesenta piezas supuestamente con el logotipo característico de la prestigiosa firma italiana. Estas habían sido adquiridas de un proveedor italiano al margen del canal habitual utilizado por la marca genuina.

Los dos empleados, siempre según el fiscal, colaboraban con el jefe a la hora de comercializar de las piezas de joyería "con pleno conocimiento de su inautenticidad". El primero era la persona de contacto con el proveedor de los productos y quien hacía los pedidos El segundo acusado fijaba el precio de venta al público. Ambos se encargaban de distribuirlos en las distintas tiendas, todo ello de acuerdo con su jefe.

El margen de beneficio medio que obtiene el titular de registro de la marca con la comercialización de los artículos es de un 30 por ciento. De acuerdo con estos criterios, el titular estima el perjuicio derivado de los efectos intervenidos, al desconocerse el de las ventas realizadas, en 15.435 euros. También se solicitó en el juzgado que las piezas aprehendidas durante los registros fuesen destruidas para que no vuelvan a entrar en el mercado.