Un centro de formación, un lugar al que los desempleados acuden a adquirir nuevos conocimientos y poder integrarse de nuevo en el mercado laboral. Todas esas esperanzas de aprender a hacer algo nuevo y de encontrar un trabajo saltaron por los aires el 14 de marzo. El decreto de estado de alarma por la pandemia del coronavirus obligó a cerrar todos los centros educativos, entre ellos el de formación y empleo de La Corredoria, de titularidad municipal.

Un espacio nacido para generar conocimientos se ha convertido ahora en una barrera contra la pandemia. Un grupo de 15 personas, entre alumnos y profesores, están recibiendo un curso intensivo, el más intensivo de su vida, en esa lucha contra el virus. El centro aprovechó su módulo de confección textil para reconvertirse en una fábrica de mascarillas. Ahí están las monitoras y algunos de los estudiantes, trabajando día a día para confeccionar alrededor de 1.000 mascarillas cada jornada, aunque la intención, según apuntó ayer el concejal de Economía, Javier Cuesta, en una visita al centro es llegar a las 2.000. "Podremos alcanzar las 40.000 mascarillas al mes" y se hará "durante el tiempo que haga falta", insistió Cuesta.

El edil hizo ayer especial hincapié en la capacidad de adaptación, en que "en un tiempo récord un aula de formación se ha convertido en una pequeña fábrica y lo ha hecho un equipo de personas de los distintos talleres de empleo dirigidos por la responsable del centro, María José Corral". Eso, en su opinión, es un ejemplo "del mérito y la capacidad de readaptación y voluntarismo de unas personas que han dado un paso adelante para, altruistamente, trabajar para cubrir una necesidad que la crisis sanitaria exige". Y todo con los correspondientes certificados, homologaciones y medidas sanitarias exigidas, lo que también ha llevado tiempo y esfuerzo.

Cuesta insistió que la producción "se mantendrá mientras exista la necesidad de material". El concejal recordó además "que hay una necesidad de dotar de mascarillas al propio personal municipal y que se hará con las que se producen en La Corredoria". De este modo, las mascarillas fabricadas en Oviedo ya están siendo utilizadas por los trabajadores de Servicios Sociales o los comerciantes del Mercado del Fontán. Además se ha entregado material a la Hermandad de Donantes de Sangre y algunas organizaciones no gubernamentales del municipio. De hecho el propio Cuesta se llevó ayer unas cuantas para una de estas organizaciones a petición de su compañero de Corporación el edil Mario Arias.

El centro de formación ocupacional y empleo de La Corredoria trabaja con tejido de la empresa Sontara y equipamiento propio. No ha sido necesario adquirir demasiado material ni equipamiento. Allí ya se cosía. El problema ha sido adaptarlo todo hasta convertirlo en una pequeña fábrica. Ahí han estado los responsables del centro, con María José Corral a la cabeza, pero también los monitores y los alumnos que pensaron que por sus conocimientos podrían aportar algo. Y lo que aportan es mucho.