El cuartel del Rubín es a día de hoy una instalación libre de coronavirus y todos sus efectivos actualmente activos pueden presumir de, al menos de momento, haber esquivado la pandemia. Las pruebas realizadas de manera escalonada a 234 agentes a petición de la Consejería de Sanidad han arrojado un resultado negativo tras los cuatro casos detectados en el cuerpo al inicio de la crisis sanitaria. De esos cuatro infectados, uno ya ha recibido el alta y vuelto a trabajar, mientras que los tres restantes se recuperan en sus domicilios.
Los negativos arrojados por las pruebas suponen un respiro para el área de Seguridad Ciudadana, que da así por descartado un posible brote tras la preocupación inicial y califica de "testimonial" el impacto del virus en el cuerpo municipal. Fuentes de Seguridad Ciudadana consideran esta escasa incidencia como la principal prueba de que Oviedo supo anticiparse en las medidas de prevención de expansión del virus a pesar de que hasta la fecha no ha recibido material de protección alguno proveniente de otras administraciones.
En un principio se constató que había tres policías locales y un bombero infectados por coronavirus. El 25 de marzo se envió un escrito a la Consejería de Sanidad con la relación de todos los efectivos que estuvieron en contacto con los afectados, registrándose un positivo adicional en las pruebas realizadas a estos.
El equipo de gobierno reclamó ya entonces una prueba a todos los agentes que fue reiterada a través de una carta firmada por el alcalde, el popular Alfredo Canteli, el pasado 14 de abril. Sanidad comunicó entonces que ya se estaban haciendo de manera escalonada análisis a todos los agentes de la región para descartar contagios, y fue este jueves cuando finalmente se conoció que ninguno de los 234 policías sometidos a las pruebas estaba contagiado.
El balance es interpretado por el equipo de gobierno municipal como un éxito de las iniciativas impulsadas desde el 4 de marzo por la concejalía que dirige el popular José Ramón Prado. Ese día, el Consistorio trasladó a los trabajadores de todas las áreas la necesidad de tomar medidas de prevención respecto al contagio del virus. Dichas medidas se precisaron más con una nueva circular el 11 de marzo y el día 12 los agentes ya comenzaron a recibir los primeros lotes de equipos de protección obtenidos directamente por el Consistorio.
Una vez puestas en marchas todas las medidas no hubo que lamentar ningún contagio más. De los cuatro policías infectados, uno de ellos ya ha recibido el alta. Se trata del jefe del departamento de sanciones, Raúl González, quien a mediados de abril pudo volver con total normalidad a desempeñar sus funciones. "Lejos de tener miedo a ser contagiados, los compañeros me recibieron con bromas y buen humor", comentó el agente tras decir sentirse como "un privilegiado" tras pasar la enfermedad sin ningún síntoma.
González fue el mejor parado de los cuatro infectados de la Policía. Los otros tres sí tuvieron síntomas y en el caso de uno de ellos incluso tuvo que ser ingresado durante varios días en el Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA), aunque posteriormente recibiría el alta para continuar con su recuperación desde casa.
Otros mientras tanto tomaron medidas extraordinarias para no exponer a su familia. Es el caso de Óscar C. A., agente de 46 años, que decidió alojarse en el hotel del Calatrava durante una temporada para evitar exponer a la enfermedad a sus más allegados. "Lo hablé con mi mujer y lo tuvimos clarísimo", dijo uno de los policías que duermen más tranquilos tras conocer que tanto ellos como el cuartel están libres de COVID-19.
