“Era una mujer excepcional”, resumía Kike Figaredo tras oficiar la misa que se celebró esta mañana en el tanatorio de Los Arenales por el descanso de Concepción Sanz Moliner, fallecida ayer. Una emotiva ceremonia que concluyó con el deseo, expresado por el misionero asturiano, de que “Conchita”, viuda del reconocido oftalmólogo Álvaro Fernández-Vega, siguiese “desde el cielo, cuidando de sus hijos y sus nietos”.

Desde su familia no tienen ninguna duda de que seguirá haciéndolo. “Es que era una madraza”, aseguraba tras el oficio Beatriz Fernández-Vega. “¿Cómo era la abuela?”, le preguntaba a su vez a la pequeña de sus hijas que, emocionada, la definía como “la mejor abuela del mundo”. “Ahora mismo lo que sentimos es un vacío enorme”, proseguía la hija de la matriarca del clan de oftalmólogos.

Su nieto Pelayo Amantegui quiso recordar a su abuela como una persona “humilde, familiar, muy cercana y atenta con la gente a la que quería”. Cuenta Amantegui que, cuando era pequeño, tuvo que ser operado por una enfermedad. Y su abuela no dudó en trasladarse a Barcelona para pasar los días más duros con él y sus padres. El joven habla por el resto de sus primos al decir que “nunca la vamos a olvidar, porque hasta que no se olvida no se muere”.

El funeral por el eterno descanso de Sanz Moliner tendrá lugar a las 13.00 horas de mañana en la Basílica de San Juan el Real.