"Observaréis que estoy nostálgica", dice la letra de la canción con la que "Pauline en la Playa" despidió ayer agosto en la Catedral. Y con el mismo ambiente bucólico, temperatura agradable y cielo nublado estaba la plaza. Siguiendo la dinámica veraniega, el público se resistía a entrar en el recinto, pero las terrazas estaban llenas. Los turistas se arremolinaban en la barandilla pegada a "La Regenta" y se paraban un rato a disfrutar de la música mientras iba cayendo la tarde. Y entre risas, las dos componentes del dúo que estaba en el camión-escenario les agradecían su presencia aunque desde ahí arriba pareciese "el silencio de los corderos".

Antes, el tono dulce de Fee Reega invadió el ambiente. "Es calmada, como para finalizar un viaje o cerrar el verano", explicaba Santiago Martínez. En su caso, la metáfora se hace realidad: es su último día de vacaciones en Asturias y desde una terraza disfruta de la actuación de los dos músicos que están sobre el escenario. En la de ayer, la cantante alemana estuvo acompañada del teclista Javier Bejarano, conocido por tocar con "Galgo" y "Pablo Und Destruktion", con el que había coincidido en ocasiones anteriores. Fee Reega nació en Alemania, en Baligen, y pasó por la escena musical de Berlín y Madrid antes de aterrizar en Asturias, en Gijón concretamente. Sus canciones son dulces pero con un deje de tristeza: piano y voz que "inundan el ambiente y te invitan a relajarte", en palabras de Santiago Martínez.

Acaba la primera actuación. El público se levanta y se va por la salida indicada. Quedan pocos asistentes y hay un margen de diez minutos para que los acomodadores limpien y desinfecten las sillas desocupadas y el recinto se vuelva a llenar. En las terrazas, la gente casi no se mueve. La temperatura se mantiene agradable aunque el cielo se ha tornado oscuro y las farolas de la plaza ya se han encendido. Y en primera fila, Gloria Álvarez, la farmacéutica retirada y asistente habitual a los conciertos del verano, tampoco se pone en pie. Espera a que llegue, con un margen de retraso de cinco minutos, el segundo grupo, "Pauline en la Playa".

Suena la megafonía que se ha convertido en la cantinela del verano, incitando a los que están fuera a entrar en el recinto y recordando las medidas contra el coronavirus. Parece que la llamada hace efecto y la gente comienza a entrar dentro tímidamente. Las sillas centrales se llenan, pero el resto de ellas parecen abocadas al olvido; nadie se sienta en ellas. Pero el ambiente de fuera sigue animado y no hay turista, portando su cámara, que no se quede a contemplar el centro de la plaza. Comienza la primera canción. "Descubriréis que soy elástica", dice el estribillo. Y aunque desde arriba las dos hermanas gijonesas, Mar y Alicia Álvarez, a dos voces, dos guitarras -que se intercambian entre eléctrica, acústica y teclado- , y acompañadas por un rítmico bajo, hablen del vacío de los asientos, los aplausos llegan desde todas partes: transeúntes de paso y los aposentados en la valla exterior, bares contiguos de los que disfrutan de una cerveza, y desde dentro del "habitáculo" los más sonoros. Y ellas sonríen al público y se miran, agradecidas.

Se suponía que el de ayer iba a ser el último concierto del verano, pero la lluvia impidió que "Peralta" y "Electric Buffalo" pudiesen tocar, así que hoy intentarán superar el desliz, a las 20 horas, en la plaza de la Catedral. Y con un ritmo pausado, tonos de voz suaves y melódicos que se empastan armónicamente, teclados y bajos, se cierra agosto en la plaza de la Catedral, con Fee Reega y "Pauline en la Playa", rostro femenino.