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Oviedo, un hervidero de gente: la ciudad pasa de cero a cien en un fin de semana

La vuelta de la actividad cultural, la tregua del agua y las compras de la campaña de Navidad abarrotan las calles de la capital

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Aglomeraciones en Oviedo para ver la iluminación de las calles y hacer compras navideñas MIKI LÓPEZ

Como si se levantase un dique, todo lo que había quedado en el tintero, todo lo que se había paralizado, brotó de golpe. La cultura pasó de cero a cien. A las salas volvieron las películas, al teatro la ópera, a La Vega el rock, los cuadros a las galerías y la música a las calles. Oviedo, tras semanas de siesta obligada, volvió a despertar de un mal sueño. Y, para muchos, lo hizo por sorpresa, cogiéndoles con el pie cambiado. Al mismo tiempo, el inicio de las compras navideñas y la tregua de la lluvia contribuyeron a una jornada en la que las calles volvieron a abarrotarse para disgusto del presidente del Principado, Adrián Barbón, que utilizó las redes para advertir de los peligros de las aglomeraciones de gente con una foto del centro de Oviedo abarrotado. “Los excesos de diciembre se convertirán en la tragedia de enero”, advirtió el presidente a golpe de “tweet”.

A las 12.30 horas, de un balcón de la Catedral salió, sin más aviso que un cartel a sus pies, “Marion Le Bihan”. El dúo le puso color a la mañana. Desde los balcones, Oviedo se llenó de música. Una actividad sin anuncios, sin publicidad, pero con un escenario que se convirtió en símbolo durante el confinamiento. La música, también confinada durante las últimas semanas, salió a las ventanas de la ciudad para celebrar que, otra vez, Oviedo vuelve a sonar. La falta de publicidad hizo que los pocos que paseaban entre los puestos del mercadillo de la plaza de Alfonso II doblasen el cuello para ver a la cantante extrañados. Las siguientes actuaciones ya funcionaron de otra forma, en el Fontán fueron más los que disfrutaron de la actuación de “Chino el indio”, de su voz ronca y sus canciones por sorpresa y a bocajarro. Aunque estuviesen haciendo la compra. Una inesperada programación de la Fundación Municipal de Cultura para este fin de semana de vuelta a la normalidad.

Aspecto que presentaba la plaza de la Escandalera a última hora de la tarde. | MIKI LÓPEZ

Entre los sorprendidos espectadores que paseaban entre los puestos de los mercados navideños también estuvieron los perros. Que también están aprovechando el tiempo perdido; y, la protectora “Másquechuchos” cuenta con un puesto en el Palacio de la Rúa en el que los paseantes adquirían, uno tras otro, el calendario benéfico de la asociación.

La desescalada del mundo del arte está siendo, en el mejor sentido que se le pueda dar a la frase, cuesta abajo y sin frenos. Lo que cambian son las formas y los aforos; pero, el sector se ha lanzado a recuperar el tiempo perdido, el Oviedo perdido. Y todo –o casi todo– tiene motor municipal que, cuando se pone, funciona. Dos actuaciones más durante la tarde desde los balcones siguieron cazando espectadores a traición en los mismos escenarios del casco antiguo. Dos plazas que repetirán en el día de hoy.

Ambiente en la calle Pelayo, ayer, a las ocho de la tarde. | MIKI LÓPEZ

Al Campoamor volvió la ópera, con un programa doble y sin descanso. “Madama Butterfly” y “Fidelio” se alternan. Un día una y al siguiente el otro. La cosa es no parar y toca ponerse al día; que no quede nada por hacerse. Pero es imposible no perderse algo. Y, a La Fábrica de Armas de La Vega, llegó, por fin, el concurso de rock. Acostumbrando a tener lugar en San Mateo, este año tuvo que guardarse en un cajón durante un tiempo. Pero, en cuanto se pudo, se volvió a poner en marcha. Cerrando artistas a última hora. Llenando las naves de La Vega de sillas, iluminación y cables; para que la Fábrica volviese a sonar como un cañón. Además de los participantes locales de la competición musical local, ayer, se subió a las tablas uno de esos que agota entradas. Aunque ahora sea más fácil gracias a las restricciones sanitarias, Kutxi Romero seguramente también hubiese colgado el “soldout” de no haber virus flotando por los aires. El ex de “Marea”, viejo rockero, ayer llenó La Fábrica. Hoy, le tocará el turno de subirse a las tablas a Rubén Pozo, ex de “Pereza”.

Tras su aplazamiento, vuelve el concurso de Rock “Ciudad de Oviedo” en la Fábrica de Armas

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Concierto de “Hate in Veins” durante el XXIII Concurso de Rock “Ciudad de Oviedo” en la Fábrica de Armas de La Vega. | MIKI LÓPEZ

Otras que parecían heridas de muerte y se levantaron al unísono fueron las galerías de arte de la ciudad. El cierre del comercio y las actividades culturales las cogió en pleno fuego cruzado, una decisión que los galeristas no entendían. El Ayuntamiento aunó al sector bajo la marca “Exponente”, un patrocinio que ha devuelto el color a las galerías y las calles de Oviedo. Un ciclo de exposiciones que se extenderán durante los meses de diciembre y enero para darle un balón de oxígeno al tejido cultural de la ciudad. Las exposiciones presentan una oferta variada que hace un recorrido por los autores de referencia de cada sala. Con esta iniciativa se intenta, desde lo público, compensar a la iniciativa artística privada por un esfuerzo necesario pero que, muchas veces, no es tan rentable como debiera. Ya lo decían los galeristas cuando les cerraron “si aquí no entran más de dos personas a la vez”. Por desgracia. El ciclo de exposiciones es una apuesta por el arte local, con la intención de que siga creciendo en actividades, espacios y artistas. “Exponente” reúne a nueve galerías, Alfara, Arancha Osoro, Decero Creativo, Dos Ajolotes, Guillermina Caicoya, Lucía Dueñas, Pablo de Lillo, 451 y Brecha.

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