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La solución final para el martillo de Santa Ana: un espacio cultural “de tirón regional”

La Iglesia propone levantar en la parcela un bloque de oficinas con un equipamiento “de referencia para la ciudad” en los bajos del inmueble

Varios peatones pasando junto a la parcela del martillo de Santa Ana, ayer.

Unificar las dependencias administrativas del Arzobispado en un nuevo edificio y aprovechar los bajos para construir un equipamiento cultural “de referencia para la ciudad y con tirón en toda Asturias”. Esas son las dos claves del proyecto elaborado por la oficina de obras de la Diócesis para dar una solución definitiva al abandono de la parcela del Antiguo conocida como el martillo de Santa Ana, en desuso desde 1991. Según ha podido saber LA NUEVA ESPAÑA, el documento será trasladado de manera inminente a la consejería de Cultura con la intención de iniciar los trámites para su desarrollo, si bien fuentes cercanas tanto a la Iglesia como al Ayuntamiento coinciden en que la propuesta “aún deberá pasar por varios filtros administrativos y burocráticos”.

Aunque el alcalde, el popular Alfredo Canteli, confesó que el proyecto “está muy avanzado” y reconoció un “contacto permanente” con el Arzobispado para sacarlo adelante, las partes mantienen un alto secretismo sobre los detalles del mismo. A pesar de la extremada discreción de ambas instituciones, fuentes cercanas a las negociaciones confirman que la gran apuesta para el cercado medieval será la creación de un edificio “de arquitectura rupturista” en cuya planta baja se habilitará un equipamiento “que dará mucho que hablar en todo el Principado” y servirá de piedra angular para los ambiciosos planes municipales en el casco histórico.

El motivo de tanto secretismo esconde, según las fuentes consultadas, un interés por evitar debates estériles y contaminaciones en la comunicación entre las instituciones. La intención es alcanzar un amplio consenso entre las administraciones –Ayuntamiento y Principado– y la propia Iglesia para garantizar la financiación y relevancia de un proyecto “muy reflexionado”, que además de reforzar el atractivo del Antiguo permitirá a la autoridades religiosas reordenar sus servicios administrativos con el estreno de un complejo de oficinas en el que no se descarta reservar espacios para usos públicos o iniciativas vecinales.

Filtro regional

Si bien el proyecto va “muy bien encaminado”, su ejecución final genera ciertas dudas debido a cuestiones técnicas. La intención de realizar una apuesta arquitectónica “rompedora” de estilo contemporáneo, basado en la utilización de figuras geométricas llamativas ilusiona a los impulsores, pero les obliga a ser cautelosos a la espera de recibir el visto bueno por parte de la consejería de Cultura, pues es habitual que este tipo de proyectos sean objeto de observaciones y modificiaciones por parte de los técnicos regionales.

Respecto al contenido del nuevo equipamiento cultural, los conocedores del proyecto destacan que se trata de “algo muy importante para Oviedo”, pero evitan aclarar si entre sus fines estará el de albergar el Museo de la Ciudad demandado históricamente por el barrio.

Pisos y un geriátrico privado, entre las ideas que ahora descarta el Arzobispado

La decisión de la Iglesia de apostar por un bloque de oficinas con un gran espacio cultural de referencia en los bajos supone desechar otras muchas propuestas planteadas desde 1991 para resucitar la parcela de 1.250 metros cuadrados actualmente abandonada e incrustada en el corazón del Oviedo Redondo, conocido como el martillo de Santa Ana. Entre las ideas más recientes había ganado peso la de utilizar el espacio para un geriátrico privado. Los planes de la Iglesia de levantar un complejo de esas mismas características en un inmueble casi inutilizado de la Casa Sacerdotal hicieron perder fuerza a esta propuesta. También se llegó a barajar la posibilidad de dedicar los terrenos a bloques de viviendas, pero al final el Arzobispado ha hecho de la necesidad una virtud y la creación de un bloque de oficinas le vendrá como anillo al dedo para poner en marcha su vieja ambición de unificar las dependencias administrativas de la institución religiosa. Más atrás quedan planteamientos como el de trasladar la residencia arzobispal a un solar cuyo futuro deja también en el aire si el diseño arquitectónico satisfará la petición vecinal de derribar los actuales muros para generar algún tipo de plaza o espacio de uso público.

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