Familiares y amigos despidieron ayer a Frank Menéndez, el fundador en Oviedo de la Alianza Francesa y de la Escuela de Turismo, en la iglesia de San Isidoro. El mundo hotelero estuvo bien representado en un funeral donde el párroco, José Luis Alonso Tuñón, destacó su “servicio al bien común”, a “la lengua y al turismo entendidos como elementos de cultura”.
Hubo viejos amigos y compañeros de aventuras en la despedida de ayer, como el escritor y colaborador de este periódico Celso Peyroux, que estuvo tanto en la Alianza Francesa como en la Escuela de Turismo.
El presidente de Otea, José Luis Álvarez Almeida, no dudó en calificar ayer a Frank Menéndez como “uno de los maestros del Turismo en Asturias”. “Asturias es lo que es, turísticamente”, señaló, “gracias a su Escuela, done formó a los grandes profesionales de la región y en la que él fue el maestro eterno”. Menéndez fue, dijo, “muy querido en Otea”, “con una idea clara de lo que tenía que ser el turismo en Asturias, siempre con la puerta y el teléfono abiertos para ayudar, es una gran pérdida y es un paisano al que recordaremos como un gran maestro”.
En la idea de Frank Menéndez como pionero del turismo en una época, hace cincuenta años, en la que nadie hablaba de eso, abundó también el concejal de Turismo del Ayuntamiento de Oviedo, Alfredo García Quintana.
El edil fue, además, compañero de Frank Menéndez como profesor en la Escuela de Turismo, en sus distintas sedes y desde su primer emplazamiento en la plaza de la Catedral, cuando abrió sus puertas en el año 1968. “Era una figura clave en el desarrollo del sector turístico en Asturias”, reflexionó. “Fue una gran persona, un visionario en su momento, muy relevante y muy importante para el desarrollo de nuestro sector, y vinculado a la formación”. Esa relación de Menéndez con la formación en turismo, y no en los negocios hoteleros, muestra, según Quintana, “esa visión de futuro que tenía, de vincular también el desarrollo del sector a la formación y al servicio de calidad del producto turístico, porque es un sector donde la mano de obra es intensiva y él entendía que la formación era clave para ser competitivos”, concluyó Alfredo García Quintana.
En esa faceta de estudioso del turismo Frank Menéndez dejó sus manuales, sus estudios y un montón de profesionales que se formaron siguiendo sus indicaciones y bajo su tutela.
En otros ámbitos, su huella también fue profunda y constante hasta el último momento, así lo recordaba ayer Sabrina Clemente, directora de la Alianza Francesa de Oviedo, institución que Frank Menéndez fundó en 1960 y en la que seguía ocupando la presidencia, de forma “activa y totalmente involucrado”.
“Su historia con el francés fue una historia de amor”, contaba ayer Clemente. “Fundó la Alianza en 1960 y estuvo al pie del cañón hasta el final. Y lo digo en el sentido literal, porque todavía tuvimos la asamblea general el jueves pasado, y estuvo tan entusiasta como siempre, involucrado con los nuevos proyectos aunque nos pedía que alguien se ofreciera para relevarle en el cargo. La historia es de amor porque aquí conoció también a su mujer, Pilar Bonilla, que quiso acercarse a la vida francófona que podía haber en Asturias y en la Alianza se conocieron”.
Pese a sus 89 años, Frank Menéndez no fue un socio fundador de título honorífico. Sabrina Clemente explica que su preocupación por la marcha de la Alianza le mantuvo muy atento y colaborador a la transición al modelo online durante la pandemia, por ejemplo. A la directora le queda el pequeño consuelo de que Menéndez pudo asistir a las celebraciones, en 2020, del 60 aniversario de la institución que él había puso en marcha. Fue justo antes de la pandemia y Frank pudo ver el gran apoyo de la sociedad asturiana a la Alianza Francesa.