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Marta Iglesias, en el desarrollo de su número aéreo. | Luisma Murias

La diversión toma altura ante la Catedral

Un espectáculo de números aéreos en clave clown enamora a un público de todas las edades

Vive solo y le apasiona perderse por las calles de Oviedo. A sus 80 años, Alberto García no ha perdido el espíritu joven: “Me gusta codearme con niños y adolescentes, me mantienen vivo”, confesaba el fundador de Albert Hall, la mítica discoteca ovetense. Su caminata habitual lo llevó ayer a descubrir en la Plaza de la Catedral un evento que no esperaba. Ante un cielo que no dejaba asomarse al sol, un espectáculo de acrobacias en clave clown, organizado por la compañía “Sempre Arriba”, dentro del programa “Escenas de Calle”, le dio color y vida a la tarde.

Una propuesta diferente, dos ámbitos que, fuera del circo, suelen vivirse por separado. La concentración que requiere cualquier ejercicio gimnástico y las risas que desencadenan los espectáculos de payasos se hicieron uno en esta actividad. “La dualidad nos pareció interesante”, decía Marc Torrecillas, técnico del evento. Un binomio que Marta Iglesias, acróbata y animadora de la sesión, lleva por bandera, ya que busca representar la realidad, mezclar el deseo de tenerlo todo controlado con la persecución de la desinhibición.

Iglesias encarnó a una trabajadora que, entre olvidos repentinos, un acento francés muy bien simulado, problemas con su jefa y churros de goma que se caen continuamente, acabó convirtiéndose en la protagonista de un número aéreo. Aunque trataba de emular los miedos de una principiante, cuando se agarró con fuerza a las cuerdas para sostenerse y tomó altura, la perfecta ejecución de las volteretas, los ascensos y descensos reptando por las telas y la simulación de caídas que terminaban en un spagat, delataron su profesionalidad.

El público aplaude ante las acrobacias.

El público, que no pudo evitar soltar varias exclamaciones de estupefacción, era muy heterogéneo. Familias completas, adolescentes y ancianos. Asturianos y turistas. Algunos asistentes, sobre todo los más pequeños, no eran muy exigentes y esperaban sorprenderse: “Nunca he visto algo así, pero creo que me va a gustar”, decía Alicia González, que acudió acompañada de su madre. Otros decían ser grandes aficionados de las acrobacia; ejemplo de ello fue Francisco Alejandro Aragonés, un turista valenciano que no dudó en hacer una parada en su recorrido para deleitarse con el espectáculo. También estaban los que tenían las expectativas bastante altas: “Yo he vivido el circo de cerca y estoy seguro de que “Sempre Arriba” estará a la altura”, decía Alberto García. Diferentes gustos y visiones.

La animadora buscaba de forma continua la comunicación directa con el público. “¿A qué habéis venido?” “¿Me ayudáis a contar el tiempo que queda para mi función?”, fueron algunas de las cuestiones que planteó para hacer más dinámica la sesión. Los espectadores, que se mostraron solícitos a colaborar, aplaudieron, vitorearon, e, incluso, ayudaron a montar la estructura que sostendría las piruetas de Marta Iglesias. “C’ Est Pas Possible” es el nombre del espectáculo, pero lo imposible se hizo más que factible.

La actividad se enmarca dentro de una oferta de actividades que desarrolla la Fundación Municipal de Cultura durante el verano y que busca mostrar la variedad de facetas que tienen las artes escénicas, sobre todo, en vivo. Para quien se lo haya perdido, la próxima cita es esta misma tarde, en la Plaza del Conceyín (La Corredoria).

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