Un bosque de puntales empieza a dejarse ver entre los frondosos árboles que rodean la parcela del Instituto del Carbono de La Corredoria. Las obras para la construcción de la nueva sede del Instituto de Lácteos en el populoso barrio ovetense van viento en popa, pues ya se ha comenzado a construir el primer piso de un proyecto presupuestado en 9,5 millones de euros cuyo objetivo es dar un nuevo empujón a la investigación láctea a partir de mediados de 2022, cuando está prevista su apertura.

El nuevo equipamiento, que supondrá el abandono de las actuales dependencias de la institución en Villaviciosa, multiplicará por cinco la superficie disponible para un equipo de más de medio centenar de investigadores con los que cuenta en la actualidad el IPLA. “Vamos según los plazos establecidos, mientras la investigación no para”, explicó María Fernández, delegada regional del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), del que depende el Instituto de Lácteos.

Por encima de la amplitud del nuevo hogar del IPLA, sus integrantes consideran primordial su cercanía a otros polos investigadores asturianos. “Hoy en día es indispensable trabajar en colaboración con el HUCA o la FINBA y con la nueva sede estaremos más cerca que nunca”, confesaba en primavera la propia Fernández sobre un mérito que achaca en gran parte a su antecesora como delegada territorial del CSIC, Ángeles Gómez, la cual abandonó el cargo en febrero de este año para incorporarse al equipo de presidencia del máximo organismo científico del país.

Las obras iniciadas en enero, avanzan de momento según lo previsto. Los técnicos aseguran que el calendario se está cumpliendo y, salvo algún imprevisto de última hora, el contenedor del ambicioso proyecto científico del IPLA estará listo para junio de 2022. No obstante, una vez rematado el inmueble, será necesario amueblarlo e iniciar el traslado de Villaviciosa, lo cual podría demorar la apertura del nuevo centro hasta finales del próximo año.

Tanto el presidente del Principado, Adrián Barbón, como el alcalde de Oviedo, Alfredo Canteli, coincidieron a primeros de año durante el acto de colocación de primera piedra en señalar esta instalación como un nuevo paso para convertir la ciudad en el “principal polo investigador del Norte”.