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El queso que te mira tiene ojos de color azul: anécdotas y secretos de familia en el World Cheese Festival

Algunos de los mejores productos del certamen encierran detrás hermosas y emotivas historias

María del Pilar Garí con su queso “Ojos Azules”.

El queso y los artesanos y artesanas que los elaboran tienen siempre una historia ligada a su obra, tal vez porque el queso es, en si mismo, un alimento que nos recuerda al hogar, a la familia, a verdes prados, o no tan verdes pero sabrosos para los animales que los pastan.

El queso es, en sí, un alimento querencioso, que levanta pasiones, que crea adicción y cuyo sabor, además de dar placer al paladar, también es el vehículo que nos lleva a recordar a aquellos con quienes lo compartimos y esperamos volver a hacerlo –¿por qué no?– tantas veces como quesos nos unan en el camino.

Antonio Marqués y Emilia Mendiola, con uno de sus quesos y la ovejina de su stand. Ana Paz Paredes

De igual modo quienes los elaboran también tienes sus pequeñas historias que los hace más grandes. Unas, emocionales. Otras, divertidas y otras, cuando menos, curiosas. Así cuenta por ejemplo Antonio Marqués, propietario de la quesería madrileña Marqués de Mendiola, que junto a ellos viaja siempre una oveja decorativa que, en más de una ocasión, casi cambia de ganadería de forma involuntaria. “Ya nos la quisieron robar pero aquí sigue. En más de una ocasión, cuando tenemos todo empaquetado para salir, nos preguntamos ¿y la ovejita, la llevas?”, dice él sonriendo y, la verdad, no es para menos, pues este año sus quesos se han llevado tres medallas de oro, tres de plata y una de bronce. Recuerda este quesero que su queso “es el más premiado de Madrid a nivel internacional. También explica el origen del nombre del queso: “Yo me apellido Marqués y mi mujer, Emilia, Mediola y pensamos ¿qué mejor que llamarlo Marqués de Mendiola”.

Ana Ríos con el libro de su quesería Payoyo. Ana Paz Paredes

Muy personal y entrañable la historia de un nombre recuperado del olvido por Miguel Varea y María Viega, queseros gallegos que firma su premiado queso con el nombre de Bisqato. “Es una palabra que en gallego se escribe biscato con ce, prácticamente desaparecida, y quisimos recuperarla por su belleza y por lo que significa: cachito pequeño de algo, una miguina. En portugués se refiere a la comida que transporta en el pico las aves para sus crías”. Su quesería está en una pequeña aldea llamada Xiros, en Guitiriz, donde hace con leche de vaca un queso de pasta blanda muy reconocido.

El queso 1913 de Alejando Casielles, premiado con el oro. Ana Paz paredez

Entrañable es sin duda la historia de la quesera María Pilar Garí Jordán al frente de la quesería Mas del Tano en Fraga (Huesca). “Somos una quesería familiar y elaboramos tres tipos de queso con leche cruda de cabra. “Mi abuelo Tano tenía los ojos azules. Yo también los tengo y también mi hijo, de ahí que uno de nuestros quesos se llame así, Ojos Azules que es, además, un queso azul. El otro que tenemos, Lo Puntal, es en homenaje a mi padre, José, que es el puntal de todo esto”, recuerda.

El queso gallego Bisqato. Ana Paz Paredes

Muy importante es para Alberto Valiente, productor del queso casín Ca Llechi, el marco de madera que reclama la autoría de su queso, y que se podía ver allí entre sus piezas. “Este marco me lo hizo un artesano del Fresnedal, en La Marea. Los quesos se marcan con este sello personal, cada uno tenemos nuestro propio marco que nos identifica. Yo lo tengo desde 2012”. También curiosa la historia del premiado 1913 de la quesería del asturiano Alejandro Casielles. La primera vez que se presenta y acaba de obtener tres premios: oro, plata y bronce con unos números que han marcado su vida: “Le llamé 1913 porque son las fechas en que nacimos mi hijo y yo. Yo un día 19 y mi hijo un día 13 a las 19.14 horas”, dice emocionado.

También orgullosa con la historia de su quesería estaba Ana Ríos, de la quesería Payoyo de Cádiz, que en su stand muestra el libro que narra el nacimiento de la firma familiar hace 20 años y con la que ya han cosechado 220 premios a los que hay que añadir, desde esta edición, otros diez más logrados en Oviedo.

El arte de cortar el queso se aprende en Oviedo

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El arte de cortar el queso se aprende en Oviedo VÍDEO: Amor Domínguez/ FOTO: Luisma Murias

El Niño de Elche homenajea al queso Casín 

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