“La corrupción, sobre todo la política, suele mencionarse como una de las peculiaridades de España, y realmente sí es una singularidad nuestra”. Lo dijo ayer en el Club Prensa Asturiana de LA NUEVA ESPAÑA el juez y magistrado Joaquim Bosch, que tras haber desempeñado su actividad profesional en los Juzgados de Barcelona, Denia, Vinaroz y Massamagrell actualmente es juez en Moncada (Valencia) y magistrado decano en el partido judicial. Bosch ha escrito “La patria en la cartera” (Ariel, Planeta), un ensayo exhaustivamente documentado en el que explica las razones de que la corrupción se manifieste en España con una virulencia que no alcanza ni siquiera en Sicilia, por citar uno de los ejemplos puestos por él.

Aunque en el libro Bosch documenta malas prácticas desde la Edad Media, es del franquismo de donde arranca esa maraña de corruptelas impensable en otros países europeos, más identificados con la puntualidad o la excelencia organizativa. “En España se asume con normalidad que ciertas conductas indecentes formen parte de nuestro paisaje institucional, y no debería ser así”, señaló Bosch, al que presentó Daniel Prieto, magistrado del Tribunal Superior de Justicia de Asturias (TSJA).

Aunque el libro no invita al optimismo, el autor destacó que España también registra buenos datos democráticos, como los recogidos por la Universidad de Gottenburgo. “Estamos entre los diez mejores países en limpieza electoral y en respeto al pluralismo”, indicó el magistrado. En cambio, aún se detectan enormes injerencias partidistas en la justicia. “Algo hemos avanzado, pero el problema es que nuestro sistema utilizó la corrupción del franquismo como mal aprovechable”, concluyó el autor, que estuvo acompañado entre el público por colegas como David Ordóñez, presidente de la Sala de lo Contencioso-Administrativo del TSJA, y el exconcejal ovetense Roberto Sanchez Ramos.