“Los microorganismos son la primera forma de vida que aparece sobre la tierra y controlan el mundo desde el origen”. Lo explicó ayer en el Club Prensa Asturiana Lorena Ruiz, investigadora del Instituto de Productos Lácteos de Asturias (IPLA), que clausuró el ciclo anual “Qué sabemos de…”, del CSIC.

“Hemos evolucionado con las bacterias”, señaló Lorena Ruiz, que fue presentada por María Fernández, delegada institucional del CSIC en Asturias, que destacó la necesidad de que los ciudadanos se impliquen en la ciencia. “Ese es el objetivo de nuestra actividad divulgativa y de este ciclo”, indicó la científica que también dirige el IPLA. Lorena Ruiz trabaja en el grupo MicroHealth, del IPLA. Su labor va ligada a los microorganismos en el ámbito de la alimentación y los beneficios que provocan sobre la salud. “Conocer a los integrantes de esas comunidades de microbios y saber cómo se organizan puede ayudarnos a controlar y mejorar procesos relevantes para el ser humano”, aseguró.

Ese es el motivo por el que la ciencia pone el énfasis en estudiar los microbiomas, denominación que recibe el conjunto de microorganismos de un ambiente. A principios del siglo XXI se publicó la secuenciación del genoma humano, que puso de relieve que la tecnología que se usaba para secuenciar el ADN no era la adecuada. El desarrollo de nuevas tecnologías de secuenciación abrió la puerta a estudiar la biología de forma diferente, sin tener que manipular microorganismos en un laboratorio. “Así comenzó la era del microbioma”, recalcó la científica. El microbioma intestinal es hoy el que mayor interés despierta entre los investigadores, por su diversidad. “La microbiota intestinal es una fuente de variabilidad que podría explicar otros procesos del individuo y además es un biomarcador de enfermedades”, indicó. Puso como ejemplo los cambios de microbiota detectados en trastornos nerviosos como asma o EPOC, e incluso enfermedades asociadas al funcionamiento del sistema digestivo. “Todas ellas tienen en común ser crónicas y no transmisibles”, añadió. “Lo que comemos determina las funciones de nuestra microbiota; por eso la dieta es tan importante”, concluyó.