El equipo encargado de dejar el Antiguo como los chorros del oro se desayunó la mañana de la jornada festiva del pasado lunes una desagradable sorpresa. Trece de las más de medio centenar de fachadas limpiadas en el último mes y medio por la brigada antigrafitis del Ayuntamiento aparecieron cubiertas por unas 29 pintadas, presumiblemente realizadas por tres autores, cuyas firmas se repetían por todos los rincones. Lejos de tirar la toalla en su batalla por adecentar el casco histórico, los operarios del Consistorio decidieron ponerse manos a la obra y repintar todas las paredes afectadas en apenas 48 horas. «Desmoraliza porque atacaron directamente lo último que habíamos limpiado», indican los trabajadores dependientes del concejal de Servicios Básicos, Gerardo Antuña, quien este viernes hizo un llamamiento al civismo y anunció contundencia contra los infractores. «No nos va a temblar el pulso para poner sanciones a los autores de hechos como este», sostuvo el edil popular.
Todo apunta a que las pintadas se produjeron entre las noches del sábado y el domingo. El ataque habría sido premeditado, pues los responsables de las pintadas, además de garabatos, escribieron alguna frase dirigida directamente al personal encargado de borrar el resultado de sus obras de dudosa calidad artística. «No nos vais a parar», rezaba una de las inscripciones plasmadas por los pintarrajeadores anónimos.
La brigada antigrafiti se dice dispuesta a repintar las veces que haga falta, aunque lamenta que estos contratiempos frenen el avance de unas actuaciones que están suponiendo una mejoría considerable del aspecto del corazón histórico de la capital asturiana. «Es como dar dos pasos atrás», comenta Ángel Rodríguez mientras suelta los últimos brochazos a una pared de la calle Salsipuedes en la que los grafiteros dejaron su sello durante el puente del 15 de agosto.
Gerardo Antuña se niega a referirse a los autores como «grafiteros», pues, a su juicio, esa es una actividad relacionada con el arte que está lejos de tener nada que ver con los ataques en los espacios públicos. «Si alguien quiere hacer un grafiti en la calle podríamos estudiar autorizarlo, pero ahora estamos hablando de otra cosa», defiende el edil Antuña, que confía en ir ganando poco a poco la batalla de las pintadas a través de diferentes medidas puestas en marcha por el equipo de gobierno. «Hemos avanzado mucho gracias a las autorizaciones de muchos propietarios para repintar cuando sea necesario, pero contaremos con más herramientas una vez que entren en funcionamiento las cámaras de vigilancia», explica el edil popular, quien considera clave también el papel de la Policía Local y la «colaboración vecinal» para dar con los responsables y aplicarles las sanciones correspondientes.
Actuaciones
Desde que la brigada antigrafitis de Oviedo estrenase a primeros de junio un nuevo furgón equipado con un mezclador digital de pintura para acelerar la limpieza de fachadas, los encargados de este cometido han realizado un total de 68 actuaciones, de las que 54 tuvieron lugar en el Antiguo y 29 de estas correspondieron al repintado que tuvieron que acometer a raíz de los episodios de este último fin de semana.
La Corredoria, el parque de Invierno, Otero o el centro de la ciudad son otros puntos en los que el equipo dependiente de la concejalía de Servicios Básicos intervino a petición de los vecinos. Una labor que se vio interrumpida esta semana ante la necesidad de volver a repasar pintadas que aparecieron en trece puntos del Oviedo Redondo: Trascorrales, Máximo y Fromestano, la plaza del Paraguas, Ecce Homo, San José, Postigo Alto, Regla y Salsipuedes. El resultado del antes y el después fue fotografiado por parte de los trabajadores públicos para dar fe de su labor.