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"El grado en Renovables salvaría Minas", la última lección de Francisco Blanco

El exdirector de la Escuela se jubila: "Me voy satisfecho, marcho con el deber cumplido"

Francisco Blanco, en una imagen de archivo. IRMA COLLIN

A Francisco Blanco, exdirector de la Escuela de Minas, ya le tocó lidiar con un intento serio para trasladar estos estudios de Oviedo a Mieres. Era 2009. De aquella, la Escuela logró torcerle el brazo al Principado que, presidido por Vicente Álvarez Areces, quería promover la mudanza. Lo hizo gracias al apoyo popular tras recoger miles de firmas y tras contar con el respaldo del rector de la Universidad, Vicente Gotor, y del alcalde de Oviedo, Gabino de Lorenzo. Suya fue la idea de poner en marcha un nuevo grado en Energías Renovables y Sostenibilidad. Unos estudios que considera como "la salvación de la Escuela de Minas". Ahora, tras cuatro décadas dando clases en el centro de la calle Independencia (y dos mandatos como director), Blanco pone, por jubilación, punto y final a su carrera académica de la que se muestra satisfecho. "Después de aquel intento de movernos estuvimos bastante bien", asegura. Hasta ahora.

"De mi etapa como director estoy satisfecho. Marché con el deber cumplido", aseguró ayer. Como hitos destaca el haber acercado la Escuela a las empresas, especialmente a las más grandes. Como debes, la única espinita que le queda clavada es que su propuesta del grado de Energías Renovables y Sostenibilidad, que la Universidad tiene ahora en estudio, no salió adelante. Blanco había hecho el plan de estudios de aquel grado en el que implicó a grandes compañías y a la Fundación Asturiana de la Energía (FAEN). Otro hito. Logró que el máster de la Escuela lograra un sello de calidad europeo. "Estoy muy agradecido del apoyo de las empresas".

Su inquietud por formar parte del equipo directivo de la escuela viene de atrás. Más en concreto, de 1998 cuando entró como secretario de la mano de Luis Escanciano. Eran años tranquilos y el mando era apetitoso. "En las siguientes elecciones hubo cuatro candidaturas, ahora hay que andar convenciendo a la gente para que se presente", asegura. Y en 2012 decidió dar el salto y presentar una candidatura por su cuenta. Aquel año el cargo ya no era tan goloso. La suya fue la única propuesta. Su mandato acabó el 31 de enero de 2021.

Recuerda con agrado las fiestas de la Escuela por Santa Bárbara, a comienzos de diciembre. Había de todo en el centro, desde concursos de tortilla de patatas hasta campeonatos deportivos. "Lo que más me gustaba era el campeonato de futbito", asegura. Tanto es así que durante su mandato se llegó a crear un equipo de fútbol, el Minas Oviedo Fútbol Club que compitió durante casi diez años en la segunda regional asturiana. Blanco era el presidente.

El caso es que Blanco estudió Minas porque lo animó su padre, un Guardia Civil del Bierzo que fue destinado a Llanera en la década de los cincuenta. Allí creció Blanco que había nacido en la vecina León "aunque me siento berciano de pura cepa", puntualiza. Tenía dos años cuando se mudaron a Asturias. En la Escuela, su clase hizo la primera huelga del centro en unos años que eran complicados, la década de los setenta, durante el régimen franquista. "Había un rumor que decía que si faltabas trece veces a clase perdías tu derecho a ir al examen, así que cuando el profesor pasaba lista nadie respondía, todos nos callábamos, con lo que el maestro decía: como no hay nadie me voy. Y nos quedábamos solos en clase". Pero lograron su objetivo. En la docencia, Blanco era profesor de "materiales no metálicos" y recuerda que "siempre me llevé bien con los estudiantes". Tanto que lo eligieron para acompañarlos en una especie de olimpiadas deportivas que organizan algunas escuelas de minas europeas y que Oviedo acogió en varias ocasiones. "Fui siete veces con ellos, guardo gran recuerdo", dice.

Ahora, la Escuela está otra vez amenazada y Blanco acusa al rector, Ignacio Villaverde, de haber incumplido sus promesas electorales en las que decía que Minas no se movería. "Es un fraude", critica.

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