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Hendrik Röver, durante un concierto. | Fran Cea

"No hay ninguna música que contagie más fácil que el rock"

"Hemos sobrevivido a todas las modas porque creemos que tenemos razón, en una carrera larga tiene que haber tozudez"

Hay que ser muy tozudo para mantener un grupo desde los años 80 hasta ahora y seguir haciendo canciones, grabando discos y subiéndose a los escenarios. Es lo que han hecho "Los Deltonos", la banda de Hendrik Röver que lleva desde 1986 haciendo rock y que en el último año se ha refundado con el asturiano Sergio Rodríguez (Sergio Tutu) al bajo y Javi Arias a la batería. Este viernes estarán en La Salvaje (Martínez Vigil, 9; 21.30 horas; 13 euros) repartiendo "grasa saludable".

–La banda cambió el verano pasado tras un concierto en Navia.

–Así es, hemos vuelto al power trío y hemos reincorporado a la banda a Sergio Tutu, que ya estuvo del 95 al 99. Estamos pletóricos y repartiendo grasa saludable.

–¿Qué aporta Sergio al sonido de "Los Deltonos"?

–Mucha solidez. Entre él y Javi a la batería tenemos el mejor fundamento sobre el que edificar las canciones.

–En la grabación de su disco en directo, "HO HO HO", en su tradicional concierto de Navidad, ha contado con otro asturiano, Miguel Herrero (trompeta). ¿Se lo traerá a Oviedo?

–No. Iremos solo el trío. Esas especias exóticas como Miguel las guardamos para eventos mayúsculos.

–Con el cambio de formación hubo cierta polémica. ¿Ha afectado al grupo?

–No. El grupo está perfectamente. A mis oídos y a nuestro círculo no nos ha llegado más que parabienes. Para cierta gente es un retorno al sonido de "Los Deltonos" más primigenios.

–¿Y para usted?

–No digo ni que sí ni que no, cada uno que lo disfrute. Sí es cierto que ha habido un retorno al riff, a canciones más pesadas y contundentes. Eso se nota ya en los últimos discos y se notará en el siguiente.

–¿Para cuándo?

–Calculamos que para marzo. Ya está medio grabado, ahora en el grupo somos más técnicos que músicos, jajaja. (Röver tiene su estudio en Cantabria y Sergio Tutu en Corvera). Nos enrollamos con los riff y esas cosas, todo es muy fluido.

–Desde el 86 nada menos, ¿cómo se aguanta?

–Disfrutando mucho de tu oficio y no dejándote distraer por otros asuntos. El ingrediente principal es pensar siempre que lo mejor está por venir. De todos modos no somos un grupo que dependa de las canciones de sus inicios, el público agradece canciones nuevas y eso nos ha permitido evolucionar y buscar nuevos horizontes. Insisto, aún no hemos dado el mejor concierto ni hemos hecho el mejor disco.

–Discos que desde hace tiempo autoeditan.

–El último disco con una discográfica fue en 2005 a medias con Dro. La industria estaba ya con las ideas poco claras. La felicidad empezó cuando empezamos a autoeditarnos. Te permite tener el control de tu obra, de tu material, y vender tu disco tranquilamente. Es más complicado en la distribución, pero la gente sabe dónde encontrar nuestros discos. No me arrepiento en absoluto de no tener una gran discográfica. Es más trabajo, pero estamos haciendo lo que nos gusta. Al final, cuando trabajábamos en compañías había mucha discusión bizantina. Pasabas semanas discutiendo sobre pequeños detalles que luego se olvidaban en cinco minutos.

–Definir a "Los Deltonos" es sencillo. Son un grupo de rock, con todo lo que supone.

–De Rock, con mayúscula si me permite. Con todas las influencias y todo lo que supone.

–Han sobrevivido al grunge de los 90, al indie, al trap, al reggaeton.

–Porque creemos que tenemos razón. Al final de una carrera larga tiene que haber un buen porcentaje de tozudez. Yo defiendo lo mío contra viento y marea.

–También tienen seguidores nuevos.

–Ayudan las plataformas digitales. Si te meten en una lista te escucha gente que no te hubiera buscado. Pero si hay una cosa que ayuda como ninguna otra son las matinés, los conciertos por las mañanas, en las que la gente puede llevar a sus hijos. No hay ninguna música que contagie más fácilmente que el rock, el problema es que haya sitios donde puedas exponerte a ese virus magnánimo.

–Hay quien dice que el trap es el nuevo rock, la nueva forma de rebelión juvenil.

–No lo discuto, pero no puedo opinar porque no tengo conocimientos sobre esa parte del universo musical. El aura de rebeldía que tenía el rock ahora ha cambiado. Al final yo me dirijo a un cierto sector del público que le gusta escuchar canciones y no una sucesión de ritmos o acordes.

–De nuevo en Asturias.

–Sí. En los últimos años nos han invitado menos, pero estamos encantados, ir a Asturias es ir como a visitar a los primos. He trabajado mucho con Juanjo Zamorano o con Marcos Montoto.

–Les gustaría entrar en la rueda de los grandes festivales.

–Nosotros vamos allá donde nos llamen, nos vemos capaces de tocar donde sea. Lo que ocurre que para estar en esos lugares hay que estar en las listas. Ahora mismo parte del oficio del músico es trabajar las redes y alimentar los servicios de streaming.

–Pero esas plataformas no tienen nada que ver con coger un vinilo, mirar la portada, sacarlo de la carpeta y ponerlo en el plato.

–Hombre, magia no tiene ninguna, es como mirar un diccionario online, puedes resolver dudas y te enseña alguna que otra palabra nueva, pero poco más. Lo peor de estas plataformas es el abuso. Yo abogo por que paguen a los músicos un céntimo de euro por cada reproducción.

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