"Si no se hace algo, cualquier día pasará una desgracia". Los vecinos del Cristo urgen al Principado a tomar medidas antes de que haya que lamentar algún trágico suceso en las instalaciones del antiguo HUCA. Denuncian que el recinto sanitario cerrado al público desde 2014 es objeto de continuos asaltos y allanamientos, que en algunos casos son grabados en vídeo y compartidos a través de internet. En las imágenes colgadas en la red pueden verse a grupos de jóvenes accediendo a los quirófanos, sacando bolsas de glucosa almacenada en los armarios abandonados u observando fotos antiguas de médicos desperdigadas por el suelo.
El antiguo Hospital General parece haberse convertido en una especie de reclamo turístico para grupos, en muchos casos de menores de edad, ávidos de aventuras y de sumergirse en un ambiente un tanto macabro. "Hemos visto a chavales saltar de una ventana a otra en los patios interiores jugándose el tipo", explica Rafael Bravo, agente de seguridad del abandonado equipamiento sanitario desde hace diez años, en referencia a una situación que se ha agravado desde que el pasado 1 de diciembre, los siete responsables de garantizar la seguridad se declarasen en huelga general tras acumular varios meses de impagos de su sueldo.
Las expediciones por las entrañas del hospital fantasma son una constante desde prácticamente que se efectuó el traslado del HUCA a La Cadellada. "Cuando había vigilancia había una media de siete u ocho denuncias por asaltos al mes", sostiene Rafael Bravo, dando por hecho que esas cifras se han elevado de manera considerable en el último mes y medio.
A pesar de cerrar sus puertas hace ahora casi nueve años, las dependencias del Cristo han contado desde entonces con una plantilla de siete vigilantes de seguridad, los cuales realizan turnos de dos personas por el día y una por la noche. Este servicio no ha impedido que en los últimos años hayan aparecido de manera intermitente vídeos de excursiones juveniles en las que algunos comentarios no tienen desperdicio.
–Esto es una capilla.
–¿Una capilla de qué?
–Una capilla.
–¿Que qué es una capilla?
–Bro, aquí es donde vienen a llorar a los muertos.
Diálogos como este, reproducidos en una grabación publicada hace unos diez días, guían unos recorridos iluminados por linternas que incluso llevan a los participantes a visitar las plantas más altas del hospital. Para ello, los asaltantes hacen caso omiso a las señales y carteles de peligro y en algunos casos traspasan pasillos con los techos totalmente derrumbados sobre el suelo. Una imagen de abandono que incluso despierta su curiosidad.
–¿Por qué abandonarían esto?
–Creo que fue porque compraron el HUCA y allí tenían más espacio.
Las escenas se desarrollan en un tono de juego y diversión, pero desde fuera, los vecinos e incluso los cuerpos de seguridad lo ven como una auténtica temeridad. "La Policía Nacional nos llama a menudo para preguntarnos cuándo acaba la huelga porque no paran de recibir llamadas", sostiene Rafael Bravo, confiado en que la Consejería de Presidencia pueda resolver cuanto antes el conflicto laboral y devolver al menos una mínima vigilancia al recinto.
Estos episodios no hacen más que agravar el deterioro de unos edificios cuya resurrección sigue sin estar clara al corto plazo. Desde el Principado anuncian que en la segunda mitad de este año tienen previsto iniciar las demoliciones de los edificios irrecuperables. El Ejecutivo autonómico también está en conversaciones con el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones para obtener una cesión de los antiguos edificios de Maternidad, Consultas Externas y Silicosis, propiedad de la Tesorería General, con el fin de rehabilitarlos para uso universitario. Sin embargo, no parece que el adiós del Cristo a su hospital fantasma vaya a ser inminente.