Un siniestro que casi acaba con una tradición milenaria

Selito, el último alfarero de Oviedo, quiere seguir pese a la explosión en su horno: "Dos metros más cerca y..."

"Sonó un chispazo y luego un bombazo", cuenta el artesano

Canteli promete ayuda porque "es triste que se pierda algo histórico"

El día que Selito volvió a nacer en su alfería de Oviedo: "Abrí el agua caliente y hubo una explosión"

VÍDEO: Amor Domínguez/ FOTO: Irma Collín

José Luis Salinas

José Luis Salinas

"El horno ha quedado destrozado". José Manuel Vega, más conocido como "Selito" está apoyado sobre la valla que separa su casa de la serpenteante carretera en la localidad ovetense de Faro, cabizbajo y aún en estado de "shock". A sus espaldas y bajo los escombros yace totalmente destruida una de las habitaciones de su vivienda y el bajo que albergaba un horno de gas que hasta ayer servía para cocer el barro al que luego se daba forma en el último taller de artesanía de Faro que quedaba en pie. La destrucción la causó una explosión de gas que puso fin de un plumazo a muchísimos años de historia. El que le da la noticia a Selito es uno de los bomberos que está haciendo la inspección del edificio. Todo sucedió muy rápido, cuando el artesano, recién levantado, iba a lavar las tazas del desayuno. "Abrí el agua caliente, se puso a andar la caldera, parece que había una acumulación de gas en el otro lado (en la zona del horno), sonó el chispazo y luego un bombazo", relató.

Selito y su mujer salvaron la vida por los pelos. También se libró de la explosión la artesana que trabaja en el horno, Verónica Rodríguez. Cuando llegó a trabajar todo eran escombros. "Salvé por diez minutos", decía un rato después aún conmocionada. Un milagro.

José Ramón Díaz Estébanez, subinspector de los bomberos de Oviedo, asegura que "se nos informó que había una explosión de gas, que no había incendio, y se nos requirió para que hiciéramos una evaluación de la estructura y en qué situación se encontraba la casa". "La vivienda tiene algún daño estructural en alguna pared maestra", según Díaz. "Cuando llegamos había todavía bolsas de gas, por lo que hemos estado también ventilando", detalló a la entrada de la vivienda. El problema estuvo en una de las bombonas de gas que alimentaban al horno. Un escape combinado con un chispazo estuvo a un paso de acabar en una enorme desgracia. En uno de los laterales de la vivienda estaba el horno que ayer por la mañana voló por los aires, y al otro el taller de artesanía, que en junio –hace solo un mes– había sido incluido en el Inventario de Patrimonio de Asturias como bien etnográfico. El taller se salvó de la onda expansiva, también el hórreo vecino a la casa.

La explosión se escuchó desde casi todos los puntos de la parroquia de Faro y la de Limanes. Rogelio Suárez, miembro de la Asociación de Amigos de la Alfarería de Faro, fue de los que la escuchó nítidamente. Al principio, pensó que el ruido venía de Tudela Veguín, de la cementera. Pero no. "Estaba viendo la televisión y sentí el ‘boom’, un estallido fuerte. Me asomé a la ventana, pero desde esa no vi nada", asegura. No le dio más importancia y siguió a lo suyo. Poco después la noticia de que el horno había quedado destruido llegó a todos los vecinos.

La de la alfarería llegó a ser una de las principales actividades económicas del municipio, hace ya unos cuantos siglos. En esta pequeña localidad ovetense llegó a haber hasta 70 artesanos fabricando unas piezas únicas. Luego, a unos pocos kilómetros, se construyó la fábrica de Loza de San Claudio, lo que provocó que esta actividad artesana fuera poco a poco languideciendo hasta casi desaparecer. El de Selito es el último que quedaba en pie y continuaba con su actividad. Pese a lo espectacular del suceso, la actividad podría llegar a salvarse, aún sin un horno. Al lado del taller, Selito tiene otro horno, aún sin estrenar, con lo que podría continuar con la actividad artesanal. El taller data del siglo XII y según figura en la resolución de Cultura cuando procedió a su protección llegó a tener una cuantiosa producción en tiempos preindustriales.

"Abrí el gas y abrí la bombona equivocada, era la que manda el gas para el horno", relata José Manuel Vega, más conocido como "Selito". Todo ocurrió tras desayunar. Abrió el agua caliente para limpiar los platos y se produjo la explosión. "Hubo un bramido", asegura. Lo que le salvó fue la distancia. "Si el fregadero hubiera estado dos metros más cerca del horno ya no estaría aquí. Me hubiera pillado, pero de lleno, a estas horas estaría en el depósito", asegura. El artesano no conseguía quitarse el susto del cuerpo.

Durante toda la mañana Selito recibió múltiples muestras de cariño de los vecinos de la zona. Su mujer se mostraba igual de afectada. En el momento de la explosión se encontraba fuera de la vivienda, lo que le permitió también salir ilesa. Aunque sufrió un ataque de ansiedad del que tuvo que ser atendida por una unidad sanitaria de emergencia. Al lugar de la explosión se desplazaron también una unidad de Bomberos, de la Guardia Civil y de la Policía Local.

"Cuando llegamos había todavía bolsas de gas, hubo que ventilar", dicen los bomberos

Aun en estado de "shock", el veterano alfarero hacía balance de los daños. "Lo que se vio afectado fue una salita y el bajo donde estaba el horno y el almacén", aseguró. Dentro del salón de la casa había también varios cuadros y piezas de artesanía de gran valor. Con pena, el artesano agregó: "Un bien cultural de Oviedo menos".

Los vecinos no salían de su asombro. "Vivo un poco detrás y por allí no se oyó nada, nos enteramos porque me llamó una prima para avisarnos", aseguró una de las vecinas, "lo importante es que ellos estén bien y que no haya habido daños personales. Él está vivo de milagro". Otra agrega: "Si esto hubiera pasado en un piso de viviendas, hubiera caído todo abajo". Lo que aguantó estoico fue el hórreo que la familia tenía al lado de la vivienda.

A eso de las doce de la mañana, unas horas después de la explosión, los técnicos del Ayuntamiento de Oviedo –guiados por los bomberos– hicieron balance de los daños causados por la explosión. El Consistorio prometió echar una mano a la familia con las tareas de limpieza y desescombro que va a tener que afrontar ahora. Bajo esas ruinas, dice la artesana Verónica Rodríguez, queda enterrado el trabajo de varios meses.

Canteli promete ayuda a los artesanos: "Es triste que se pierda algo histórico"

El alcalde de Oviedo, Alfredo Canteli, visitó a última hora de la mañana de ayer el taller de alfarería de José Manuel Vega "Selito", tras sufrir la tremenda explosión de gas que destruyó uno de los hornos. Lo hizo acompañado del segundo teniente de alcalde, Nacho Cuesta, y del concejal de Seguridad, José Manuel Prado. El regidor prometió echarle una mano a la familia, a la que dijo que le tenía un gran aprecio. "Los conozco desde hace cuarenta años, estamos luchando por hacer un pequeño museo de la cerámica de Faro, que habrá que acelerar ahora", señaló.

También lamentó el alcalde que debajo de los escombros quedaron enterrados "muchas piezas históricas y que no son recuperables. Es triste que se pierda algo histórico". La prioridad municipal ahora, detalló Canteli, es la de "ayudarlos a reparar esto y acelerar ese museo que llevamos ya un tiempo dándole vueltas". Para empezar, está previsto que los servicios municipales presten una de sus palas para ayudar con las tareas de desescombro del edificio.

No escatimó en elogios hacia la familia Vega. "Son gente trabajadora y muy creativa que merece todo el reconocimiento", aseguró.

Sobre el futuro museo, Canteli explicó que ya hay una parcela municipal reservada en las cercanías del taller de "Selito". "Parece que ya hay acuerdo con los vecinos, ahora hay que recalificar el terreno para poder actuar en él, pero sabemos perfectamente lo que queremos hacer, el proyecto está incluido dentro de los presupuestos de este año y en cuanto el terreno sea edificable empezaremos".

Sí garantizaron los técnicos municipales a la familia que la casa, pese al fuerte impacto, no presenta demasiados daños estructurales, con lo que sería posible recuperar alguna de las partes más dañadas. Sin embargo, por precaución, "Selito" y su esposa marcharán a la vivienda de unos familiares a pasar una temporada.

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A. Rubiera

Cuando ayer se conocía la explosión en el taller de "Selito" fueron muchos los conocedores de la tradición de los alfares de Faro los que se sobrecogían. Porque la mala suerte se cebaba con un símbolo de la artesanía asturiana y tocaba el ánimo del que lleva años siendo el único testigo de un patrimonio que hace solo unos meses recibía el reconocimiento del Principado como Patrimonio Cultural de Asturias en la categoría de yacimiento arqueológico. Ese patrimonio es el del conjunto de hornos cerámicos y testares antiguos de la localidad de Faro, "que abastecieron a Oviedo y otras poblaciones del contorno desde el siglo XI pues ya un documento del cartulario de San Vicente de Oviedo hace referencia a un ollarius llamado Martinus en el año 1079 y un horno excavado es de los siblos XI-XII", recoge la Real Academia de Historia en el informe que hicieron para avalar la inclusión en el inventario del Patrimonio Cultural de Asturias dicho conjunto. Según las indagaciones, en el siglo XVIII se contabilizaban 72 personas dedicas a la alfarería en la zona, según el Catastro del Marqués de la Ensenada de 1749, pero en el siglo XIX la competencia de la loza provocó el abandono paulatino de la alfarería tradicional. En 1933 únicamente quedaban cuatro alfareros y "tras la guerra civil sólo perduró el alfar de los Vega, la casa de Fornaxe, ya mencionada en el siglo XIII, que actualmente acoge el taller de Selito, el único superviviente de esta milenaria tradición alfarera asturiana", recoge el mismo informe. Según los estudiosos, Faro era un centro cerámico de ámbito local y regional, cuyos productos vendían los propios alfareros en el mercado de Oviedo, en otros locales e incluso se embarcaban objetos en el puerto de Avilés; también se sabe que se vendían por Burgos, Palencia y Valladolid a cambio de legumbres castellanas. En la zona se han localizado hasta 29 hornos antiguos, testares con desechos de horno, barreros y otros depósitos arqueológicos. La cerámica de Faro también ha resultado siempre de interés por el primitivo tipo de horno o rueda que usaron los artesanos, y por la coloración grisáceo-megra de las piezas no vidriadas, "un hito importante dentro del panorama alfarero español e incluso mundial", según algunos estudiosos.

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