Cuando la suerte se vuelve costumbre: el momento dulce de una administración de lotería ovetense

Los loteros de El Gallo de Oro, en el Cristo, celebran la venta de otro gran premio: "Es una alegría inmensa"

Sandra Rodríguez y Froilán Blanco, frente a su administración de lotería en el Cristo. | Miki López

Sandra Rodríguez y Froilán Blanco, frente a su administración de lotería en el Cristo. | Miki López / Víctor Delgado

Eran las 10 y media de la noche del viernes cuando Sandra Rodríguez y Froilán Blanco, que regentan la administración de El Gallo de Oro en el Cristo, recibieron un mensaje de una clienta. "¡El Euromillón! ¡Lo habéis dado vosotros!". El local de lotería del barrio de el Cristo vendió el código del Euromillón, que entrega un millón de euros vinculado al número de serie del tique y al margen de la combinación ganadora de la semana. Los responsables de El Gallo de Oro están exultantes. "Es una alegría inmensa por los clientes que depositan en nosotros su confianza y un impulso para la administración", señala Froilán Blanco horas después de repartir su primer premio en el Euromillón. Últimamente, se han acostumbrado a repartir alegría. Este es el séptimo premio importante que venden este año, que se suma a la Primitiva de 11,8 millones que fue a parar a un vecino de avanzada edad que acabó repartiendo el dinero entre sus hijos y nietos.

Los loteros reconocen que los premios son la mejor receta para vender más. Sobre todo, en vísperas del Sorteo de Navidad, para la que cuentan con cerca de 1.000 números distintos, con la participación de peñas y asociaciones. "Tenemos varios clientes que son un poco videntes y nos dicen que vamos a vender el Gordo aquí. Estamos en un momento dulce y nos sale todo", reconoce Blanco, que se acuerda de un empleado que está enfermo y que fue al primero que llamó para comunicarle la buena nueva. No obstante, la suerte no ha estado siempre del lado de este matrimonio que se trasladó de Salas a Oviedo en 2016 para ponerse al frente de El Gallo de Oro. "Al principio no dábamos ningún premio y nos costaba vender. Tuvimos que hipotecarnos, bregar mucho y pasar muchas calamidades para llegar hasta aquí", admiten.

De momento, desconocen la identidad del comprador del boleto, algo que suele ser habitual con los premios de gran cuantía. "No sabemos si será un cliente recurrente o alguien que estuvo aquí de paso", dice Blanco. Aunque mantiene la esperanza de recibir algún guiño la semana que viene. "Lo normal es intentar guardar el anonimato, pero a veces se presenta algún familiar o te llega algún detalle en señal de agradecimiento", destaca. Del millón de euros, Hacienda se llevará el 20 por ciento, aunque la cantidad restante no es nada desdeñable. "Algo así te cambia la vida. Lo pillo yo y me jubilo", bromea el lotero, mientras implora que la racha continúe.

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