La cascada de luces de Navidad vuelve a desbordar Uría y el centro a pesar de la lluvia y el frío

"A Oviedo no lo para nadie", celebra el alcalde Canteli en la inauguración de "las fiestas de la mejor ciudad del mundo"

Chus Neira

Chus Neira

Lo han vuelto a hacer. Y a lo visto, el Ayuntamiento ya ha conseguido que cada vez que se corte la calle Uría y se ponga un camión escenario al fondo, en el eje Escandalera-Santa Cruz, la gente se eche a la calle. Ayer lo hicieron, en número muy similar al que, el año pasado, respondió a la primera convocatoria de encendido con espectáculo peatonal en el centro. La diferencia es que esta vez llovía y hacía frío, pero las inclemencias meteorológicas no desanimaron a nadie.

El Alcalde Canteli lo celebró, entusiasmado de ver que el efecto «Tekila» (la banda que en San Mateo logró uno de los mayores llenazos en ese espacio) sigue funcionando en todo tipo de circunstancias. Se lo dijo al público pero también a los periodistas después de haber apretado el botón del encendido con los niños Rodrigo Méndez y Dominique Márquez, miembros del coro «Arsis» que amenizó los minutos previos a la cuenta atrás. «Estamos trabajando mucho», explicó el regidor ovetense, «pero la gente está respondiendo». «Hay que ver cómo estaba la plaza hoy con esta tarde infernal, a Oviedo no lo para nadie». Con ese lema, el «no lo para nadie», ya había jaleado al público en Uría, añadiendo esa coletilla que ya empleó en 2022 de que esta ciudad, es «la mejor ciudad del mundo».

El Alcalde espera que las nuevas luces gusten este año. Él tiene claro, así lo proclamó, que Oviedo «es una referencia» en el Norte de España. Y se envalentonó sugiriendo que «alguien» había realizado el encendido la semana pasada porque sabían que en cuanto lo hicieran en la calle Uría la referencia pasaría a ser esta, y ninguna otra.

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VÍDEO: Amor Domínguez/ FOTO: David Cabo

En su breve intervención sobre el escenario, Canteli no había dejado de dar las gracias y de felicitar las fiestas. «Gracias de corazón». «Gracias a todos y seguimos», se despidió, como anunciando nuevos hitos en la programación festiva y la animación en las calles para las próximas semanas.

Él mismo había vivido, minutos antes, las consecuencias del efecto llamada y el efecto luces de Navidad cuando intentó acercarse al escenario en coche. «Entré en Uría y no avanzábamos, esto llega más allá de la calle Toreno, con paraguas, con tiempo desagradable, pero es que estaban todos ilusionadísimos». Y era cierto que en el eje Uría-Escandalera, en el Campoamor, en Pelayo y en todo el centro no cabía mucha más gente.

Las aglomeraciones llegaron a ser de tal calibre que se podían escuchar comentarios como «pues como hubiera llegado a hacer buen tiempo no sé qué habría pasado». Porque el encendido arrastró al público no solo por Uría. El eje comercial por la parte de atrás del Campoamor, el arco de luces de la calle Pelayo, también registró oleadas de gente, todos con el móvil tratando de inmortalizar el espectáculo de luces. Y al Alcalde, que después del encendido recorrió esas calles acompañado de su mujer, Marta Suárez, y de parte de su equipo, con el concejal de Turismo Alfredo García Quintana y Charo Suárez, estuvo contento de ver ese movimiento comercial que tanto le gusta, las bolsas.

En el paseo de los Álamos, con más elementos de luz que otros años, el reclamo navideño también dejaba colas en los puestos de churros y castañas, hileras que a punto estaba de cruzar Uría y que podían tener a una familia entretenida durante media hora hasta hacerse con un cucurucho.

Si los variados motivos de luces navideñas sirvieron a la gente para peregrinar en busca del mejor «selfie», la programación musical en Uría también logró su objetivo. Durante la primera media hora, antes del encendido, había sido el coro «Arsis» de la escuela de música «Divertimento» el que puso las notas de los villancicos clásicos de la espera, 25 voces que luego acompañaron a Canteli encima del escenario para pulsar el botón del encendido y que compusieron una estampa muy navideña.

Tras ellos llegó la «Villaboy band», grupo especializado en amenizar fiestas privadas que demostró su capacidad para facturar un repertorio de pop-rock con solvencia y muy buen sonido. Abrieron con «All I want for Christmas is you» y siguieron con un repertorio variado y adaptado para casi todos los públicos, con rock español, pop de siempre y alguna éxito del momento.

Entre los paraguas y los gorros de Papa Noel azul que había repartido el Ayuntamiento había un poco de todo. Muchas familias pero también grupos de adolescentes que citados por la gracia de repetir la convocatoria de fiesta multitudinaria, parejas de toda edad y condición, mucho carrito y unos cuantos ilusionados por el anuncio de que verían nevar en Uría.

Esa fue la única parte que Canteli no pudo cumplir al cien por cien ayer. Si la lluvia constante no impidió el «tekilazo» en versión navideña, sí deslució el refuerzo de cañones de nieve, y la espuma, al contacto con el agua, se convirtió nada más salir disparada por los aires en una especie de aguanieve difícil de distinguir en la noche ovetense.

Entre los deseo s habituales del Alcalde, que adelanta la carta a los Reyes y el brindis de fin de año, Canteli pidió «que la gente sea feliz», y para Oviedo, «trabajo, que nadie lo pase mal, que para eso está el Ayuntamiento, para ayudar».

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