Tres nacimientos y 420 figuras artesanales, así es la exposición de la Asociación Belenista en Oviedo

La tradición navideña de poner el belén cumple ocho siglos

Elena Fernández-Pello

Elena Fernández-Pello

Fueron los monjes franciscanos a quienes en 1223, en el pueblo italiano de Greccio, se les ocurrió celebrar la Navidad armando un belén. En una cueva cercana al castillo de la localidad montaron un altar sobre un pesebre, con los campesinos interpretando a los protagonistas del episodio que San Lucas narra en su Evangelio y sin olvidar el buey y la mula. Ocho siglos después, la Asociación Belenista de Oviedo, como el resto de organizaciones con la misma vocación, conmemora esa efeméride reviviendo un año más la tradición en la plaza de Trascorrales.

Eulalia Nacimiento, miembro de la Asociación, comenta que en los dos belenes hebreos, de 36 metros cuadrados aproximadamente cada uno, instalados en el recinto municipal han recreado escenas costumbristas en torno a los pasajes de la Anunciación, el Misterio y los Reyes Magos. También en el nacimiento con movimiento que han ubicado al fondo y que despierta tanta expectación entre el público –atento a los ratoncillos que salen corriendo, a la mujer que reconviene a un borracho a escobazos o al hacha del leñador–.

En Trascorrales han reunido 420 figuras –las del belén móvil son alquiladas–, muchas a palillo, hechas en exclusiva para ellos, como los animales esculpidos por el artesano Eduardo Cotarelo, de Vegadeo.