Lo nunca visto en Oviedo, ni un alfiler cabía en las calles del centro por el puente festivo

La ciudad, abarrotada en una tarde frenética con los niños de protagonistas: "Solo queda disfrutar con ellos"

Las luces, los flashes de las fotos y el hilo musical de los villancicos adornan el paisaje prenavideño en Oviedo, donde no cabe un alfiler desde el Campo San Francisco hasta la Catedral. En la Escandalera, moverse entraña mucha dificultad; en Gascona es imposible conseguir una mesa para comer y en el aparcamiento de Foncalada hay 40 minutos de espera para conseguir una plaza. Es el segundo fin de semana desde que se inauguró el alumbrado navideño y la tregua que dio ayer la lluvia provocó un llenazo sin precedentes, un aluvión humano que va en aumento conforme se acercan las fechas más señaladas.

Entre las aglomeraciones, los protagonistas son los niños, muchos de ellos subidos a hombros de sus padres para no perderse nada de lo que sucede a su alrededor. La programación de ayer fue frenética para ellos, con dos espectáculos callejeros en movimiento, que se sumaron a las atracciones fijas inauguradas hace una semana. "Son fechas hechas para los niños y sólo queda disfrutar con ellos", dice Marisa Pérez, que espera casi veinte minutos de cola en el campo para que su hijo Carlos acceda a un tiovivo.

En el entorno de la Jirafa, el espectáculo va sobre ruedas. Los más pequeños se montan en un carro a pedales que circula bajo el arco luminoso de la calle Pelayo. Su conductor, Marcos Pérez, presume de gemelos para realizar viajes de más de cinco personas. "Los padres no deberían montarse o pagar un extra", bromea una de las participantes. Los monitores de la actividad, de la compañía sevillana "Majareta", van disfrazados de conductores y su director, José Muñoz, afirma que la actividad está siendo un éxito: "La ciudad nos ha acogido fenomenal y es un placer ver tantos niños esperando para montarse".

La misma compañía organizó por la tarde otro espectáculo, que no dejó indiferentes a los más pequeños. Unos caballos hinchables recorrieron el casco antiguo con bailes, piruetas y relinchos. Los turistas también contribuyen al llenazo. Como las almerienses Rosa Ramos y Juanamari Martínez, llegadas anteayer desde la otra punta de España con sus respectivos hijos, Sergio Rodríguez y David y Leo Pérez, que disfrutan de un puente en familia en la capital asturiana. "No nos queremos marchar", celebran.

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