Guillermo Gortázar: "Franco fue, en realidad, un reformista de ultratumba"

"Franco quiso acelerar las reformas después de su muerte y fue lo que yo llamo un reformista de ultratumba. Se juramentaron diez o doce personas para guardar un secreto que se revela cincuenta años más tarde". Así lo asegura el historiador y político Guillermo Gortázar (Vitoria, 1951), que esta tarde, a las 19.30 horas, ofrece en el Club Prensa Asturiana su nueva visión sobre la Transición que llevó a España a la democracia.

Gortázar, que estará acompañado por José Girón, catedrático de Historia jubilado de la Universidad de Oviedo, lo cuenta en el libro "El secreto de Franco", en el que explica que entre el 18 y el 23 de octubre de 1975, Franco vivió sus últimos cinco días de plena capacidad política, durante los cuales tomó decisiones que se han mantenido en silencio durante casi cincuenta años y que tuvieron un efecto positivo en la capacidad del Rey para desarrollar su programa reformista.

"Ese grupo de personas se llevaron a la tumba información que arroja nueva luz al inicio de la Transición", indica Gortázar, que desgrana la razón del sorprendente y decisivo apoyo de los inmovilistas del régimen, liderados por José Antonio Girón de Velasco, para la elección del reformista Torcuato Fernández-Miranda como presidente de las Cortes y del Consejo del Reino. Gortázar recoge los recientes testimonios de las últimas cuatro personas que fueron testigos directos del secreto de Franco. "Aporto una interpretación novedosa sobre un hecho desconocido, secreto, que abre al menos una visión distinta o complementaria del final del franquismo y permite otra más completa de la Transición democrática", añade el historiador, autor también de una biografía del conde de Romanones.

Los tesoros de San Juan

El protagonismo será mañana para el patrimonio de la basílica de San Juan el Real, reunido en el libro "San Juan el Real. Aproximación histórico-artística a la basílica ovetense", realizado por Álvaro Otonín Aldasoro, miembro de la Hermandad de Jesús Cautivo, con sede en el templo, y estudiante del Seminario.

El libro fue un encargo del párroco Javier Suárez y relata profusamente la riqueza de la llamada "catedral del ensanche", desde las vidrieras a la platería o las esculturas y pinturas.