Educación | Los lunes, al cole

En el colegio de Fozaneldi hay un minibosque y se aprende en un supermercado

Un ranking de lectura invita a los alumnos a acercarse a los libros en la biblioteca que visitó Quino, el creador de Mafalda, cuya figura se ha hecho omnipresente en el centro

Robles, moreras y algún pino, avellano o roble componen el minibosque del colegio de Fozaneldi. Dentro del recinto escolar y cerca de las canchas, alumnos de Infantil colocan los carteles que identifican a cada ejemplar delante de ellos. Un olivo es la más reciente incorporación en el jardín del centro, en el que se han colocado mesas y bancos de madera para que los estudiantes utilicen en el recreo. Este espacio arbolado, asegura la directora, Andrea Rodríguez, sirve para que los niños «aprendan el nombre de los árboles y a cuidar el entorno».

En el centro, en el que desde algunas aulas y también desde el patio se ve la aguja de la torre de la Catedral, hay árboles fuera y un supermercado dentro. Nada más acceder al espacio comercial, los cajeros Raúl Cuesta, Elsa Álvarez y Alonso Feito, de Tercer curso, aguardan tras las máquinas registradoras a que sus compañeros hagan la compra para calcular lo que tienen que abonar. A unos metros, Pablo Bautista y Daniel Cabeiro atienden el espacio destinado a frutería. «Recomendamos las uvas, fresas, zanahorias y tomates», comentan ante las frutas y hortalizas, todas con el precio puesto al lado. En la pescadería, Mateo Prada y Beatriz Pascale atienden a los clientes con la profesora, Clara Peláez, muy cerca. «Con este proyecto aprenden mucho. Trabajan en grupo y practican todas las competencias», indica la docente sobre el espacio diseñado por los profesores del centro. Parte de los materiales que se exponen en las estanterías, dice la directora del colegio, «han sido financiados por el proyecto de innovación». Se ha contado para instalar el supermercado con la «colaboración de entidades externas y la participación de las familias». «Ha sido un trabajo conjunto», subraya.

En este espacio destinado a local comercial simulado hay un pequeño reducto que recuerda a un aula, el de las mesas y sillas donde varios de los alumnos elaboran menús, con comida saludable, y las listas de la compra. Después toca coger una cesta para empezar a hacerse con los productos y dirigirse a las cajas con el dinero, de mentira, para pagar con «el presupuesto fijado», señala la profesora.

Por el supermercado van pasando los alumnos del centro, cuya matrícula se sitúa en 387 y en el que dan clase 37 profesores. Son varios los rincones del colegio de Fozaneldi en los que está presente Mafalda. La visita al centro en 2014 del dibujante argentino Joaquín Salvador Lavado, «Quino», creador de una de las niñas más famosas del cómic, para recoger el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades, dejó huella. La biblioteca se denomina desde entonces «BiblioQuino». En otra zona de lectura, esta exterior, en los soportales del centro, Mafalda aparece en un mural leyendo un libro. Al lado, alumnos de Infantil cogen también, durante el recreo, los volúmenes para hojearlos. En la pared, varios carteles recuerdan las normas del rincón de lectura. «Cuando leo un libro, lo dejo en la estantería» es una de ellas.

En la biblioteca centro se ha recurrido a un ranking para fomentar la lectura entre los estudiantes. De ahí sale cuál es el curso que más utiliza el servicio de préstamo de libros, pero también cuáles son los escritores preferidos. «Roald Dahl y Geronimo Stilton están en las primeras posiciones», traslada la coordinadora de la biblioteca, Cristina Arango. «El plan de lectura y escritura es fundamental en el centro», indica la directora.

El ranking se muestra en una pantalla instalada muy cerca del acceso al patio y al comedor. También se informa de otras noticias de interés. En el colegio de Fozaneldi, alrededor de 170 alumnos utilizan el servicio de comedor. Mafalda vuelve a estar presente en el decorado espacio en el que comen los niños junto a otros personajes como Mickey y Minnie Mouse.

«Muchas de las familias de los niños que están empezando ahora en Infantil ya vinieron al centro y fueron las que lo inauguraron», manifiesta Andrea Rodríguez. En el centro, que fue inaugurado en 1986 y su historia está ligada a la antigua escuela de «El Postigo», se construyó en 2006 el edificio que ocupan los alumnos de 3 años.

Tanto en Infantil como en Primaria, apunta la jefa de estudios, Fe Díaz, «se organizan asambleas» y entre las cuestiones que se trabajan figura la convivencia. En el centro, los alumnos de los dos últimos cursos comparten sus conocimientos y ayudan a los pequeños. «Son sus referentes en diversas actividades, como el baile que se prepara para celebrar el Día de la Paz, que harán todos juntos», señala. Los estudiantes de Quinto y Sexto han enseñado estos últimos días al resto de niños la coreografía.

Para el recreo, «hemos zonificado el patio para dedicarlo a diversos juegos», traslada Rodríguez. «Los mayores sacan el material, lo recogen y vigilan que este todo limpio al final. Tienen una alta implicación», dice. El centro utiliza el polideportivo próximo para determinadas actividades y desde la comunidad educativa se pide que se cubra una de las canchas para utilizarla en los recreos cuando llueve. La directora, que lleva 13 años en el colegio, destaca la buena dotación en pantallas digitales y «alta implicación del profesorado».

Suscríbete para seguir leyendo