Entrevista | Víctor Pablo Pérez Director de orquesta, al frente de Oviedo Filarmonía en el programa inaugural del Festival de Teatro Lírico Español de Oviedo

"España ha pasado en apenas treinta años de importar talento musical a exportarlo"

"El Ayuntamiento de Oviedo y el Principado deben ponerse de acuerdo y mostrar a todo el país lo que esta ciudad hace con la música clásica"

El director de orquesta Víctor Pablo Pérez. | Fernando Rodríguez

El director de orquesta Víctor Pablo Pérez. | Fernando Rodríguez / Elena Fernández-Pello

Elena Fernández-Pello

Elena Fernández-Pello

En 1980, Víctor Pablo Pérez (Burgos, 1954), con 26 años y recién llegado de Alemania, se puso al frente de la Orquesta de Cámara de Asturias, la OSA. Fue su titular durante ocho años, hasta que Jesús López Cobos lo fichó para la Orquesta Nacional de España. Luego llevó la batuta en la Sinfónica de Tenerife, en la de Galicia, en la Orquesta de la Comunidad de Madrid y en el Teatro de la Zarzuela. Disfruta regresando a Oviedo. En sus visitas siempre despliega una amena conversación y deja un buen puñado de anécdotas. Estos días anda por la ciudad, preparando el estreno del primer título de la temporada de zarzuela del Campoamor, que organiza la Fundación Municipal de Cultura en colaboración con LA NUEVA ESPAÑA, con un programa doble, "La Gran Vía" y "Adiós a la bohemia", en el que dirigirá a la Oviedo Filarmonía los días 22 y 24 de febrero.

–Hace un par de años, cuando dirigió "María Moliner" en el Campoamor, avisó de las malas condiciones en las que trabajan los músicos de Oviedo Filarmonía; no ha cambiado nada desde entonces.

–Ya lo sé. Mire, sería muy interesante que se pusieran de acuerdo el Ayuntamiento y el Principado de Asturias, por encima de rivalidades políticas, para mostrar y visualizar en todo el país lo que esta ciudad hace en el terreno de la música clásica. Es un referente y un modelo a seguir para el resto del país. Hay dos orquestas sinfónicas importantes; dos temporadas líricas, una de ópera y otra de zarzuela; conciertos de cámara con el CNDM (Centro Nacional de Difusión Musical); un ciclo de conciertos en el Auditorio de orquestas invitadas de todas partes del mundo... Oviedo, con tan pocos habitantes, podría ser una potencia en lo musical. Oviedo es la auténtica ciudad de la música de España.

–Este año es la capital de la gastronomía.

–Eso está muy bien, pero lo otro, lo de la música, es una pena, ¿no? ¿Por qué no, si es la característica más singular de la ciudad? Es cuestión de ponerse de acuerdo. Comprendo que hay diferentes partidos políticos en un sitio y en otro, pero yo creo que la cultura debe estar por encima de rivalidades políticas. Ser capital de la gastronomía es muy importante, y hay muchas otras cosas fantásticas, pero la música es algo vivo y que se está produciendo aquí, y a diario.

–Y desde hace mucho tiempo.

–La Sociedad Filarmónica es más que centenaria, la Ópera de Oviedo tiene una enorme historia detrás; las dos orquestas han sido posibles porque antes fueron la Orquesta de Cámara de Asturias de Muñiz Toca y la Orquesta Sinfónica de Asturias, la OSA, en la preautonomía y en la primera autonomía. Las herederas de esas dos orquestas son la Orquesta del Principado de Asturias y Oviedo Filarmonía. Todo eso existe porque hay un pasado, que ha tenido continuidad. Y sigue. De repente, un Alcalde decide que quiere tener una temporada lírica, que, junto a la del Teatro de la Zarzuela, es, sin duda alguna, la más importante del país. Se tiene todo esto y, sin embargo, cuando uno ve Asturias desde fuera los Premios Princesa de Asturias lo eclipsan todo.

–Pues no hay ni campaña institucional conjunta ni el local de ensayo que pide Oviedo Filarmonía.

–Ojalá cambie. Yo insisto en que, para la propia imagen de la orquesta, para la propia autoestima de los músicos, tener un local donde trabajar, adecuado acústicamente, es de una importancia vital. Es realmente trascendental. Si no se encuentra un local adecuado, mi consejo es que se analice cómo lo hace la Filarmonía de Colonia, que tiene un auditorio magnífico, de los mejores de Alemania, al lado de la Catedral, subterráneo para no taparla. En ese auditorio conviven todos los días del año, dos orquestas sinfónicas. Y, a mayores, hay conciertos de orquestas invitadas y de cámara. Posiblemente esto pudiese hacerse en el Auditorio de Oviedo. Se puede buscar una solución acústica, para evitar que una interfiera en los ensayos de la otra, y un entendimiento entre los responsables de las dos orquestas y los propios músicos para compartir ese espacio, con unos horarios que permitan el trabajo habitual de las dos orquestas.

–Oviedo Filarmonía acaba de cumplir 25 años, ¿es una orquesta joven?

–Con 25 años empieza a estar madura. En lo de la edad las orquestas se parecen a las personas: hay una adolescencia que suele dar muchos problemas y a partir de ahí se entra en una etapa de madurez. Oviedo Filarmonía está a un milímetro de despegar y ser una gran orquesta. Lo hará si puede trabajar en un buen sitio, si no, se quedará ahí, como una sombra.

Oviedo Filarmonía está solo a un milímetro de despegar y ser una gran orquesta

–¿Y el panorama nacional?

–Estábamos muy por detrás de los países del norte de Europa, supongo que sigue siendo así, pero se ha hecho un gran esfuerzo y algo se ha avanzado. Se ve en la cantidad de orquestas: hace 30 años había tres, ahora hay 30. No hay ciudad que se precie que no tenga una orquesta, o dos como Oviedo. Y la calidad de las orquestas ha crecido exponencialmente. Tenemos profesionales con una calidad perfectamente homologable a la de las orquestas francesas o alemanas. No estoy hablando de las top, que nos llevan ciento y pico años de ventaja y de tradición, pero sí de la media. También han crecido los festivales, cada vez más interesantes: la quincena de Donostia, el de Santander, el de Granada... Hace apenas treinta años había que ir a buscar músicos fuera de España, algo que hizo también Estados Unidos después de la Segunda Guerra Mundial. Esos músicos enseñaron a las nuevas generaciones y el resultado es maravilloso, los jóvenes músicos españoles han conocido otras mentalidades, otras formas de trabajar, han viajado y tienen una preparación sensacional. Casi el 40 por ciento de los músicos de la Orquesta de la Comunidad Europea y de la Orquesta Mahler son españoles. Hemos pasado de importar a exportar talento musical.

–¿No estará pasando como con los científicos, que salen huyendo por las malas condiciones de trabajo en España?

–Estamos produciendo músicos de un nivel espectacular, eso es una realidad, y no podemos defraudarles. Ahora muchos van a tener la posibilidad de entrar en las orquestas profesionales porque a los pioneros ya les toca jubilarse. Esos jóvenes son los que pueden hacer brillar las orquestas españolas a unos niveles jamás imaginados.

–¿Qué hay del programa que defenderá en el Campoamor?–"

–La Gran Vía" es muy popular; "Adiós a la bohemia" es una obra sombría, dolorosa, un drama interno. Sorozábal era un gran músico, era director de orquestas, dirigía habitualmente y estaba empeñado en mejorar la orquestación. Aquí estamos utilizando la orquestación original, pero con algunas variaciones que él hizo para mejorar el canto. Es una nueva edición, se ha informatizado la partitura para que los músicos la puedan leer, porque el manuscrito es antiguo. No tuvo mucho éxito cuando se estrenó, la mujer de Sorozábal la llamaba "Adiós a la taquilla", pero es una obra al mismo nivel, o mayor incluso, que "La tabernera del puerto" o "Katiuska".

‘Adiós a la bohemia’ es crudo realismo; ‘La Gran Vía’ es irrealismo mágico

–¿Y "La Gran Vía"?

–"La Gran Vía" es algo realmente genial, y no lo digo yo, lo dijo un filósofo tan potente como Friedrich Nietzsche, que la escuchó en Italia y se quedó absolutamente impactado. "Adiós a la bohemia" es crudo realismo, una cosa amarga y triste; "La Gran Vía" es irrealismo mágico, o realismo castizo.

–Las dos sobre Madrid.

–Un Madrid diferente, un Madrid oscuro y un Madrid luminoso. Una, dedicada a la creación de una calle, que es la Gran Vía, que supuso una crisis general y mucha polémica, el día a día de una ciudad como Madrid. Estamos intentando trasladar eso al momento actual, porque es una zarzuela viva, como una revista musical. Estuvo cuatro o cinco años en cartel y tuvo más de 400 representaciones, se añadían números, se quitaban, se iba modificando en función de las realidades sociales o políticas. La música va a ser prácticamente toda la que escribieron Chueca y Valverde, salvo los intermedios, y vamos a introducir citas a personajes populares de hoy, se va a hablar del Real Madrid, y de personajes como Ayuso y Errejón. La gente se lo va a pasar muy bien.

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