"Se fue como quería", se consuela la familia del vecino de Oviedo fallecido en la montaña leonesa

"Era mundial, se ganaba a toda la gente", dicen los numerosos amigos que llenaron el tanatorio El Salvador para despedir a Toño Fernández

La familia de Toño Fernández, en primera fila, durante la celebración de la palabra de ayer en el tanatorio; en e recuadro, Toño Fernández. | LNE

La familia de Toño Fernández, en primera fila, durante la celebración de la palabra de ayer en el tanatorio; en e recuadro, Toño Fernández. | LNE / Lucas Blanco

Con una sonrisa en la cara y tratando de hacer una lectura optimista de la tragedia. Así despidieron los familiares y un grandísimo número de amigos ayer a Toño Fernández, el jubilado de San Claudio amante de la montaña fallecido a los 73 años la tarde del jueves tras caer desde una altura de 70 metros cuando hacía una ruta por Sajambre con dos amigos. "Se fue haciendo lo que más quería; solía decir que, si tuviera que elegir cómo morir, sería en la montaña", comentó Alberto, uno de los hijos del fallecido minutos antes de darle su último adiós con una celebración de la palabra en el tanatorio de El Salvador.

Ni lo inesperado ni la gravedad del suceso impidió a la familia despedir a "un hombre socarrón y picotero" que sabía meterse a cualquiera en el bolsillo con una simple conversación. "Era mundial, se ganaba a toda la gente muy rápido", comenta José García, un asiduo de San Claudio con el que Fernández solía coincidir tomando cafés o incluso caminando por la calle. "Te paraba para hablar y siempre te hacía reír", añade el vecino.

"Se fue como quería", se consuela la familia del vecino de San Claudio fallecido en la montaña

"Se fue como quería", se consuela la familia del vecino de San Claudio fallecido en la montaña / Lucas Blanco

La viuda también afrontó la marcha de este mundo del que fuera a su compañero de viuda durante los últimos 50 años con sus mejores recuerdos. "Era tremendamente popular, en San Claudio lo conocían todos los vecinos", sostuvo Conchita Vázquez, también muy conocida en la localidad por su faceta como presidenta del colectivo de amas de casa.

Tanto la sala ocho del tanatorio como la capilla se llenaron por Toño. "Fue el mejor compañero que podíamos tener", confesó Marcial García en medio de continuas conversaciones con asistentes relatando cómo se produjo el fatal suceso. "Si no se hubiese separado de ellos hoy no estaríamos aquí", comentaba con rabia un hombre amigo de la familia, al que rápidamente corrigieron otros presentes. "El destino es así y no se puede hacer nada", replicó una mujer.

Aunque Toño Fernández era natural de Amieva, el pueblo del mismo nombre de dicho concejo, se casó joven con Conchita y ambos estuvieron viviendo en Gijón quince años antes de asentarse definitivamente en San Claudio, tierra de origen de ella a finales de los años ochenta del siglo pasado. En la villa marinera nacieron sus dos hijos, Alberto y Arancha.

Los amigos hablan de un hombre de "físico portentoso", fruto de años de montañismo y trabajo en la industria. "Da pena, estaba como un toro y podía vivir muchos años más", se lamentó un amigo, muy dolido por la pérdida de uno de los vecinos más famosos y apreciados de San Claudio.