La Carrera contra el hambre doblega al viento y la lluvia para recaudar 6.000 euros

La prueba, organizada por el párroco de Teatinos, sumó 600 corredores, que destinaron el precio de la inscripción a crear pozos de agua en Ruanda

Los participantes en la Carrera contra el hambre posan para la foto de familia una vez finalizada la prueba, que se celebró en las inmediaciones del HUCA.

Los participantes en la Carrera contra el hambre posan para la foto de familia una vez finalizada la prueba, que se celebró en las inmediaciones del HUCA. / LNE

Si a José Ramón Castañón, "Pochi", promotor de la IV Carrera contra el hambre, le hubiesen dicho que el día que eligieron para celebrarla el tiempo iba a ser tan malo, quizá se lo hubiese pensado. Las intensas ráfagas de viento y la lluvia, intermitente y de gotas densas, que azotaron Oviedo la mañana de ayer, hacían presagiar el peor de los desenlaces. Al final, la meteorología fue una prueba de fuego pasada por agua en la que la solidaridad de los ovetenses se impuso al vendaval. La gente respondió y la enorme participación (600 inscritos) se tradujo en una recaudación de 6.000 euros en la marcha de 2,2 km, que recorrió las calles adyacentes al Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA).

"La carrera ha sido todo un éxito", dijo un satisfecho "Pochi", párroco de Nuestra Señora de Covadonga, en Teatinos. Los fondos recabados en la iniciativa solidaria, más otros que consiguieron en un mercadillo y que entre ambas cantidades suman 16.000 euros, se destinarán a un proyecto humanitario que Manos Unidas desarrolla en Ruanda. Consiste en crear pozos en una zona montañosa donde el acceso al agua potable es muy difícil.

Castañón, subido en lo alto del pódium al finalizar la carrera. | LNE

Castañón, subido en lo alto del pódium al finalizar la carrera. / LNE

"El tiempo estuvo un poquito adverso, sí", reconoció Castañón. Y es que en torno a las 10.30 de la mañana el cielo de Oviedo estaba cubierto y cerrado a cal y canto. No eran las únicas nubes, porque sobrevolaba también la del suspenso de la carrera en las mentes de los más pesimistas. "Yo voy igual, pero veremos si al final arrancamos o no", confesaba un dubitativo Ángel Fernández, que se dirigía, en solitario y ataviado con su correspondiente camiseta y dorsal, por la calle Ámsterdam en dirección al área de docencia del Hospital. Allí estaba la línea de salida.

Más cerca de la zona, los caminos confluían y cada vez se veían más camisetas blancas con el lema "El efecto de ser humano", en las que un simpático personaje sujetaba un globo con forma de corazón. Con ellas iban Ángela Lázaro y su hija, Paula Sánchez, de seis años. Ambas se protegían de los elementos con sus correspondientes paraguas con mayor o menor suerte: a la niña se le dio la vuelta. Pero las dos se veían ilusionadas. "Nos apuntamos para colaborar en la campaña solidaria y, aunque esté un poco feo el tiempo, tampoco es para tanto", relata la madre, restando importancia al asunto. También era la primera vez que la niña se apuntaba a evento del tipo y no era "plan" dejarla en casa por "cuatro" gotas. Y es que ellas eran ejemplo de lo que también comentaba el párroco: "la gente vino con gran ánimo y se vieron caras felices". Su objetivo, sensibilizar a la gente, se alcanzó, además, lograr el sentimiento de unidad al sentirse los miembros del grupo "parte de algo más grande".

La línea de salida, con los inscritos a punto de empezar la prueba. | LNE

La línea de salida, con los inscritos a punto de empezar la prueba. / LNE

Acudió gente de toda edad y condición. Adolescente, adultos, ancianos. Familias al completo. Las mascotas. A cuentagotas, como las que caían del cielo, fueron llenando la explanada donde un entusiasta "Pochi" daba aliento micrófono en mano a los últimos rezagados. "¡Venga valientes, campeones! ¡Sois los mejores! ¡Hoy estamos todos!".

La carrera arrancó y cada uno la llevó a su ritmo. Del tranquilo paseo al trote, pasando por la caminata rápida. Eso sí, también hubo gente que corrió fuerte. "Esos se la pulieron en 5 minutos", bromeaba el sacerdote. Lo que no es una chanza es que anuncia que, para los más deportistas, planean hacer una categoría "profesional" en la próxima edición. "Haremos dos distancias, una de 5 o 10 km para profesionales y los 2,2 km para la gente que solo va para colaborar".

Al final, cuando la lista completa de participantes atravesó la línea de meta, foto todos juntos. Como una piña. Como una familia unida que apoya a los de aquí y los de allí, sumando. Porque como dice "Pochi", "eso es lo más importante".

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