Entrevista | Rafael del Naranco Periodista asturiano

"Escribo todos los días, sentir que tu pluma sirve para ayudar es increíble"

"Los avances tecnológicos han sido maravillosos para el periodismo pero, como todo en la vida, hay que utilizarlos para bien"

Rafael del Naranco.

Rafael del Naranco. / Fernando Rodríguez

El periodista asturiano Rafael del Naranco (Gijón, 1943) desarrolló la mayor parte de su actividad en Venezuela, pero en su apellido profesional, sugerido en una redacción al inicio de su trayectoria, llevó Asturias lejos de su tierra natal. Regresó de Caracas hace 12 años tras 40 allí y se ha afincando con su esposa en Valencia, aunque no deja de visitar Asturias y estos días ha estado en Oviedo. En Venezuela dirigió la revista "Élite" y el diario vespertino "El Mundo", siendo también articulista en diversos medios españoles y latinoamericanos.

–¿Sigue escribiendo?

–Todos los días. Siempre me sentí periodista y he podido publicar. Cada domingo tengo media página en "El Universal" de Venezuela, además de otras colaboraciones.

–¿Echa en falta el ambiente de la redacción?

–Es un mundo maravilloso. Viví plenamente dentro de una redacción y aunque estoy jubilado el sentimiento y la pasión siguen estando ahí porque fueron muchos años con unos compañeros muy buenos. Eso no se olvida. Lo llevo conmigo.

–¿Qué supone para usted la escritura?

–Mi vida. No puedo dejar de escribir. Hoy he escrito tres crónicas. Es mi vocación, sentir que tu pluma sirve para ayudar a muchos, para contar las historias que te rodean, es increíble.

–Supo cuál era su camino desde muy pronto.

–Empecé a los 14 años y desde entonces no salí de las redacciones. No estudié Periodismo, pero me fui formando y dirigí periódicos y revistas.

–Además de su producción literaria. "El triángulo de la corrupción", "Apuntes sobre Rafael del Riego" y "Vereda Chacaíto" son algunos de los títulos, junto a "Cartas a Patricia", que pasó del periódico al libro.

–Empecé a publicar una sección con ese nombre, en el diario "El Mundo" (Venezuela) los domingos, un día en el que tenía menos venta. Contaba cosas sencillas, del vivir cotidiano, y tuvo un éxito increíble y no sé muy por qué. Y recibía cartas de lectores hablándome de la sección y empezaron a decirme es "el de ‘Cartas a Patricia’". Hubo cinco ediciones y después se publicó otro volumen.

–¿Echa de menos Asturias?

–Va conmigo a donde voy. En el nombre lo llevé por todo el mundo y me preguntaban por Naranco y les explicaba qué era. Amo mucho a Gijón, tengo nostalgia del barrio del Llano. Todo en mi vida ha sido feliz. Encontré a una mujer extraordinaria, que es de Avilés, y desde los 14 años hasta que me jubilé nunca dejé las redacciones. Primero era el encargado de los datos de los partidos de hockey sobre patines de La Cibeles, que jugaban en lo que antes era el Hospicio y ahora es el hotel Reconquista.

–¿La digitalización ha cambiado mucho el periodismo?

–Ha cambiado para bien porque ahora nos enteramos de todo lo que pasa en el mundo. Los avances tecnológicos han sido maravillosos. Lo que pasa es que, como todo en la vida, hay que utilizarlos para bien. También hay que decir que siempre hubo intereses, pero nunca tan inmensos como ahora.

–¿Qué consejo le daría a un periodista que está empezando su trayectoria profesional?

–Primero que tenga vocación plena y que sea fiel a la verdad. Aunque tengan ideologías políticas los hechos deben ser reales, no cubrirlos con la ideología de uno.

–Tras tantos años en Venezuela, ¿siente añoranza?

–Amo ese país inmensamente porque fueron 40 años allí. Es un pueblo generoso, abierto y noble. Fui amigo de Hugo Chávez pero de la ilusión pasé al desengaño. Ahora a los españoles que cotizamos toda la vida en Venezuela y volvimos, muchos de ellos asturianos, solo nos pagaron los primeros meses. Nos dirigimos al Gobierno de España pero no hizo nada para decirle a Maduro que pague a los españoles lo que es suyo. Yo ahorré, pero algunos lo están pasando mal.

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