Entrevista | Vicente Romero Pintor, primer premio de la Bienal Internacional de Pintura al Pastel de Oviedo

"Antes había clases medias que compraban cuadros, ahora solo lo hacen los ricos"

"Las escuelas de arte forman artistas conceptuales; la pintura académica apenas se enseña" | "La inspiración tiene más de mito que de realidad"

Vicente Romero,  en su estudio. | LNE

Vicente Romero, en su estudio. | LNE / Víctor Delgado

Vicente Romero Redondo (Madrid, 68 años) es uno de los pintores pastelistas de más renombre. Aunque estudió escultura, pronto se decantó por la paleta, cultivando diferentes técnicas y estilos. La séptima edición de la Bienal Internacional de Pintura al Pastel, que se celebra en Oviedo, otorgó este año a un cuadro suyo el primer premio de su certamen.

–¿Qué supone este premio de la Bienal para usted?

–Por un lado, una gran alegría; por otro, creo que no es merecido. Estos premios tienen que servir para motivar a pintores que están empezando. Yo ya llevo muchos años en esto y no necesito ese refuerzo para seguir con mi labor artística.

–¿Cómo empieza a pintar con la técnica del pastel?

–Mis inicios fueron movidos. De joven quería ser pintor, pero después me decidí por la escultura en la Facultad. Pero como no tenía dinero, un amigo me dice que haciendo retratos te podías ganar la vida en Madrid y estos se hacían al pastel. Estuve ocho años retratando a los "guiris" hasta que pude dedicarme a otras cosas.

–¿Han cambiado mucho las cosas desde que empezó?

–Cuando yo empecé no tenía ningún contacto con el ámbito del pastel porque venía del mundo callejero. Empecé a entrar en contacto con otros artistas cuando me mudé a la Costa Brava y empecé a pintar cuadros. Pero no existía ninguna asociación en España, aunque había varios pintores al pastel muy buenos. Luego surgió la asociación Aspas, me afilié y supuso un cambio muy grande para poner cosas en común.

–¿Cómo está el nivel de pastelistas en España? ¿Va a mejor?

–No me atrevería a decir que va mejor porque se han muerto algunos muy buenos. Los países con mayor nivel son Estados Unidos y China, y luego ya estarían Francia, Rusia y España. Tenemos buenos pintores profesionales y cada vez hay más aficionados que pintan.

–¿Es posible vivir de la pintura al pastel en España?

–Hasta hace quince años te diría que sí. A mí me daba para vivir haciendo exposiciones solo en España. Pero luego cerraron un montón de galerías, y cuesta mucho vender los cuadros aquí. Mi mercado ahora se centra en Taiwán, China y Estados Unidos. Esto sirve para el pastel y para cualquier técnica.

–¿A qué se debe este cambio?

–Antes había clases medias y medias-altas que compraban un cuadro, y ahora los cuadros solo te los compran los ricos. Es un reflejo de la sociedad: los ricos son más ricos y los pobres son más pobres.

–¿En qué se inspira?

–Siempre he creído que la inspiración en la pintura tiene más de mito que de realidad. Cuando voy a pintar suelo tener un plan meditado y después lo ejecuto. En mi caso, suelo pintar a partir de fotos que hago y estudio mucho antes. Al final es estar lúcido, tener chispa y que te salgan las cosas.

–¿Cómo define el cuadro con el que ha ganado la Bienal?

–Es un retrato de mi mujer, que es china. A ella le gusta posar y yo me fío mucho de lo que se les va ocurriendo a mis modelos. Empezó como un juego, se nos fueron ocurriendo cosas y acabó saliendo ese cuadro.

–Esta obra no tiene título.

–No pongo títulos a casi ninguna obra. Velázquez jamás llamó "Meninas" a "Las Meninas". Los títulos son cosas de los museos o de las exposiciones para diferenciar los cuadros. Un título es como una explicación y para mí un cuadro no necesita explicación.

–¿Ha pensado alguna vez en retomar la escultura?

–Sí que lo he pensado, pero al final para ser escultor tienes que tener un taller en un piso bajo y no moverte de ahí. Y yo andaba siempre de acá para allá. No volví a hacer escultura, aunque el rigor del dibujo me sirvió de mucho. Ahora se está perdiendo.

–¿Por qué?

–Las escuelas de artes ahora solo forman artistas conceptuales. La pintura académica que yo aprendí ya no se enseña. Han surgido academias privadas que enseñan pintura y dibujo con mucho rigor, pero vuelve la barrera económica: son muy caras. Queda hacer cursos o ser autodidacta, pero sin una base sólida es muy difícil triunfar.